19/07/2016
“Los instintos son mejor protección que toda la
sabiduría del mundo”
Carl Gustav Jung
En un tiempo muy lejano, cuando nuestros primeros antepasados se irguieron, la caza fue el impulso que hizo que tales seres evolucionaran en mayor medida que el resto de seres vivos.
Esta habilidad nos ayudo a agruparnos en manadas, a desarrollar el ingenio buscando técnicas y fortaleciendo el valor.
Y todo ello, será el empuje que lleve al hombre primitivo a abandonar el sedentarismo, y lanzarlo a la conquista del mundo.
Hoy, cuando ya tenemos a alguien que mata las vacas y las gallinas por nosotros, ese instinto sanguinario adquirido a lo largo de siglos, nos persigue como una rémora, y lleva a una parte de la población a matarse en cruentos combates, y a los más inteligentes a la practica de la caza.
Caza convencional y caza fotográfica.
En ambos casos, viajamos por esos mundos de Dios en busca de los "bichos", con la ilusión de localizarlos, acecharlo y en la segunda de las modalidades, incrustarlos en la tarjeta de nuestra cámara.
Es esa pasión la que nos ha llevado hasta Farne Islands.
Las Farne son un pequeño archipiélago formado por pequeñas islas e islotes situado a escasos kilómetros de la costa, en el condado de Northumberland (Inglaterra) y frente al pueblo de Seahouses.
Seahouses es una pequeña población que reparte los turistas llegados a sus calles, entre sus playas y las islas Farne.
Varias compañías se encargan de cruzar a las hordas de turistas, tal cual emigrantes de pateras. En el momento que embarcas apenas puedes moverte y sonarte los mocos resulta un ejercicio de escapismo.
Pero las islas (en nuestro caso fueron dos desembarcos) valen la pena.
Declaradas National Nature Reserve por el altísimo valor faunístico que albergan, son controladas por voluntarios del National Trust.
El buen tiempo nos permite disfrutar de las dos islas. Mas de la primera, donde el número de visitantes fue menor.
Las fotos en Google Foto
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