Gilbo (Ascensión al Pico Gilbo)

En la cima del Gilbo (22/04/1990)
Una foto del siglo pasado abriendo el reportaje, en la que veo a Cruz y a Camino acompañadas de un tío peludo que no llego a reconocer
 con unas pintas que se alejan mucho de los cánones actuales de moda montañera


24/06/2021

El Gilbo, el llamado Cervino leonés, la montaña leonesa que más ascensiones acumula en los últimos años gracias a las redes sociales.

El Gilbo, el Cervino leonés

Cada vez que pasamos por Riaño en fin de semana (o festivo), las tres explanadas que hay en el extremo sur del viaducto de acceso a Riaño (que son el inicio de ruta hacia el Gilbo), aparecen petadas de coches y es que el Gilbo, sin necesidad de buscar comparaciones, tiene unas líneas que la hacen destacar del resto de montañas por goleada.

Aparte del Gilbo, el entorno del embalse y el resto de montañas que la rodean (y que no tienen mucho que envidiar al Gilbo) hacen que el lugar sea muy apetecible para darse un paseo en familia, por lo que el Ayuntamiento de Riaño ha aprovechado el tirón para colocar un banco (de los de sentarse) en un mirador casi a ras del agua, en la ladera norte del Gilbo, rodeado de un espeso hayedo y con unas vistas espectaculares hacia el Cueto Nebloso y el Yordas que quitan el hipo. 

Que se encuentre dentro del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre atraerá a los amantes de los espacios naturales, pero también ayuda, que en Riaño exista un bar que desde primeras horas de la mañana te ofrezca la posibilidad de tomarte un café acompañado por un estupendo pincho de tortilla (o tostadas de jamón con tomate) recién hecho.

Aparco temprano en la explanada junto al viaducto (sin aún ningún otro coche) y parto de inmediato por la pista que rodea el embalse hacia el hayedo de Vallarqué. 

Con un embalse a tope de agua (y algunas cimas aún encapotadas por las nubes), cambio la pista por un sendero que al poco se mete de lleno en el hayedo de Vallarqué y que me recibe con una luz suave que invita a sentarse y a disfrutar de los primeros sonidos de un bosque que se despierta.

Salgo en unas camperas y tengo la primera visión del Gilbo, con unas formas muy distintas de las que vemos desde Riaño y escoltado a su derecha por la Peña Vallarqué.

Ahora, entre prados de altura, me dirijo en busca de la traza que bordea la peña por el sur y remonta la ladera hacia la arista. Un camino acompañado de hitos y marcada con la huella de cientos de montañeros.

El macho de los bisontes de Anciles

En la arista la plenitud.

La visión de la lengua de agua entre Peñas Pintas y el Gilbo y la que se mete hacia el ahogado valle de Anciles (donde una familia de bisontes pasea sus reales), que tantas veces hemos podido ver en distintos reportajes por la Red (y en la tele) y que le han valido el sobrenombre de "Fiordos Leoneses".

Alcanzo la cima con rapidez y con algún paso de funambulista (que bien se puede evitar por el lateral) para abrir vistas hacia la zona intermedia del embalse, donde se encuentra Riaño y hacia Palentinas.

Es pronto y apetece holgazanear en la cima, pero un viento desagradable aconseja buscar cobijo en alguna zona menos expuesta, por lo que comienzo el descenso por la norte, la llamada ruta normal, que con las lluvias de estos días tiene embarrado todo el sendero y por el paso de miles de personas, la caliza aparece tan pulida como el mármol, lo que provoca que el descenso resulte pesado y un coñazo si quieres evitar una culada (o algo más si no paras a tiempo).

Total que cuando llegas al collado de acceso a Vallarqué respiras aliviado de dejar atrás la pista de patinaje y te lanzas a la carrera hacia un nuevo hayedo: el de la Viesca, donde un camino requetepisado lo cruza por el medio (pasando por un grupo de estupendas hayas), hacia un camino que bordea el embalse y donde nada más acceder encontramos el mirador con el banco. 

El lugar apropiado para comerte el bocata, mientras te deleitas con las estupendas vistas hacia el Gilbo (otra imagen distinta), hacia el hayedo de un verdor exultante, o hacia un Cueto Nebloso que parece emerger de las aguas como un resucitado y hasta que escuchas las voces de la primera familia con niños que llegan y estimas que el banco es de todos y que debes de ir a comer tu bocata en algún sitio apartado.

Y comienzas a tropezarse con nuevos caminantes, de manera tan continua, que no encuentras ese lugar apartado hasta que no te metes en tu coche 😌😌😌


El Espigüete desde el aparcamiento.
El viaducto de entrada a Riaño desde la entrada al sendero que bordea el embalse.
Por un pinar.
Entrando hacia el ramal por donde desagua el arroyo de Vallarqué.

Cueto Nebloso, a la vuelta pasaremos más cerca.
Panorámica, con un Yordas que aún no ha despertado de la modorra nocturna.
Otra imagen bien distinta del Gilbo.
Con algo más de aumentos.
Entrando en el hayedo de Vallarqué.

El hayedo despierta.

Saliendo del hayedo hacia una zona de camperas.
El Gilbo.
Alto de Vallarqué.
Las montañas que vemos al frente son Piedra del Agua, el Pico Loto y Hato, todas al sur de Horcadas.
El Gilbo.
Vista atrás, con las camperas y el hayedo de Vallarqué.
Con mayor detalle.


Diferentes vistas del Gilbo.

Sierra de los Villares, destacando la cima del Pico Jano.
Panorámica.
En busca del pequeño collado que nos lleva hacia la arista.
Vista atrás.
Hacia la arista.
Cabalgando en la arista, con la típica foto de los "fiordos leoneses"
La arista.

Sabina.

Lo que resta a cima.
El pináculo del Cueto Cabrón.
Más próximos.
Una superpanorámica.
El agua cubre el antiguo valle existente entre el Gilbo y Peñas Pintas (por donde antes pasaba la carretera que iba a Riaño) y el ramal que se introduce por el inundado valle de Anciles (hoy morada de bisontes, búfalos de agua y caballos pottokas)
La arista y Peñas Pintas
Mirando hacia Riaño.
Pico Gilbo

Una foto para el recuerdo.
Peña Cabeza
Cueto Cabrón
Riaño y el viaducto en cuyo extremo esta el primer aparcamiento.
Peña Llerenes y Pico Castaño.
Peñas Pintas.
Sierra de los Villares
Pico Jano
Peñacorada y en un plano más cercano las Peñas del Infierno

Los fiordos leoneses.
Ya descendiendo

Cueto Cabrón y Peña Vallarqué y en el medio el hayedo de la Viesca.

Gilbo
Peña Vallarqué

El collado de acceso al hayedo de la Viesca.

Hayedo de la Viesca.

El banco-mirador de la Viesca.
El Gilbo y el Cueto Cabrón
El Cueto Nebloso y el Yordas medio oculto por las nubes.
Relax (antes de que llegaran los primeros caminantes)
Pirámide cimera del Gilbo desde el mirador del banco.
Otra perspectiva de Cueto Nebloso  

El aparcamiento a la salida y a la vuelta.


El Gilbo visto desde la E.S. de Riaño
Destacando por goleada entre el resto de las montañas.