Mareando la perdiz: octubre 2015

30/10/2015
El Javi insiste en que me haga Biker.

Las últimas tardes de los viernes se ha dedicado a enseñarme un montón de rincones espectaculares por los alrededores de León. Tardes de rodar por pistas, senderos, caminos, bajo una capota de nubes amenazante, que nos ha respetado y permitido disfrutar.

Con un decorado totalmente otoñal remontamos la cuenca del Bernesga, pasando por las estribaciones de los pueblos, y avanzando por páramos desolados hasta alcanzar los pinares de Camposagrado. Cruce de carreteras, cruce de caminos, cruce entre el bosque.... Por dónde vamos????

Descensos prolongados entre pinares, robledales y castaños. Todo esto hay en León???

Y de nuevo más cruces, hasta que vislumbro con las luces del atardecer León. Uffff!!!! un poco más y hay que sacar las frontales... Eso, después de las cañas!!!!

El Bernesga después de las lluvias de los últimos días.

Por rincones espectaculares.

Cerca de Camposagrado.

Selfidos

Los pinares de Camposagrado.

Castaños entre los pinos

27/10/2015

La lluvia ha precipitado la caída de las hojas.

Aprovechando la pequeña ventana de buen tiempo que se pronostica para esta mañana, parto hacia Orzonaga. El monte rezuma humedad, refulgen los colores con el agua, pero la mayor parte de las hojas se encuentran en el suelo.

El Faedo de Orzonaga es un hayedo pequeño, tanto por su extensión como por el tamaño de sus árboles. Su cercanía a León me facilita que pueda recorrerlo durante el breve intervalo de buen tiempo.

Atravieso el pueblo intentando que mis pisadas no despierten a ningún vecino. Los que tenían que hacer alguna tarea partieron a primeras horas de la mañana, los que no tienen nada perentorio, bien pueden aprovechar y darse una cabezada mañanera.

El camino plagado de charcos, es una antesala de lo que vamos a encontrarnos.

Me introduzco en la cúpula. Los árboles apenas tienen hojas, aún así, el faedo conserva su aire de cuento, plagado de colores que rompen con la uniformidad que tenía el bosque hace menos de un mes.

Las hojas caídas brillan gracias a la humedad. Aún son elásticas, no crujen a mi paso, y me permite escuchar sonidos en la lejanía. Otros caminantes? No!!!! al prestar más atención me doy cuenta que son los sonidos lastimeros del rebaño de ovejas que se mueven en la ladera opuesta.

Hoy todo el hayedo es para mi.

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