31/10/2017
El cambio de hora es el adelanto del invierno. Una hora, sesenta minutos, tres mil seiscientos segundos, escaso tiempo que pierdes sin darte cuenta tomando un café, o haciendo cualquier acto cotidiano y que hoy sentiré, cuando apenas empezada la tarde, vera como el sol pierde fuerza y desaparece con excesiva rapidez sobre el horizonte.
Cordiñanes me recibe con la estrechez de sus calles. Afortunadamente el aparcamiento que el ayuntamiento construyó al final del pueblo, evita dejar el coche de mala manera entre sus calles.
A la sombra del Friero, tomo el camino hacia la Rienda de Asotín. Un sendero, que en un alarde de valor, alcanza los pastos de la Vega de Asotín por pasos aparentemente infranqueables y que in situ resultan sencillos, más con la ayuda de la maroma que el ayuntamiento colocó a lo largo de toda la rienda.
Sin descanso, la Rienda trepa flanqueando paredes, por un sendero estrecho, picado sobre la roca o con armaduras, en busca de la arista, para dar paso a la Canal de Asotín, donde su hayedo me recibe con una alfombra multicolor.
El hayedo ha perdido la hoja, pero a diferencia de todos los bosques que he recorrido en las últimas jornadas, en el hayedo de Asotín las hojas no crujen cuando las piso. La humedad invade todo el bosque, transfiriendo un ambiente de otoño que no he podido encontrar en otros lugares.
A pesar de que la sombra lo inunda todo, la Vega de Asotín resulta impresionante por el lugar donde se encuentra: rodeada de cantíles y abierta hacia el Cares y hacia la luz con el macizo de Torre Santa enfrente.
En este punto, mi ruta se separa del camino hacia Collado Jemoso. Una estrecha senda asciende hacia el estrecho donde finaliza los roquedos del Friero.
Lo supero y la luz comienza a inundarlo todo al salir de la canal.
El Llagu Bajero no se encuentra en el barranco por el que transito. Podría desviarme y alcanzar sus orillas con relativa facilidad, pero no tengo tiempo que perder en florituras.
La cima de la Padierna entra en mi campo de visión, antes de alcanzar la Vega de Liordes.
No llego a bajar (no lo haré ni cuando pase a la vuelta camino de la Canal de Pedabejo) a la vega. Tomo el Sedo de la Padierna y donde sale el camino hacia Tiro Casares lo abandono con dirección de la Padierna por una arista que sobrevuela la Vega de Liordes.
La estrechez y el ambiente sombrío de la canal sorprende con amplitud y luminosidad por donde ahora camino.
Hitos y marcas de color rojo me guían por este caos de roca hacia la Colladina de las Nieves.
Poco resta a la cima. Ultimas rampas, un último esfuerzo y alcanzo la cima.
Algo menos de cuatro horas y la una de la tarde. El sol ya supero el cenit y aunque me gustaría pasar largo rato en la cima, tengo que plantearme el descenso, más sabiendo que quiero parar a fotografiar a un grupo de rebecos que he visto durante la subida.
La Vega de Liordes aún guarda verdor. Un poljé (depresión en un macizo kárstico de notables dimensiones, de fondo plano y rodeado de roca caliza) en medio de un mar calizo.
Al paso por Torre de Pedabejo, camino de la canal, me siento minúsculo y solo ceso en ese sentimiento cuando alcanzo las praderas del Caben de Remoña.
Aún queda camino, los más de cinco kilómetros por pista, hasta alcanzar el puerto de Pandetrave, donde tuve la precaución de dejar candada la bici, al paso hacia Cordiñanes.
Ambiente otoñal en el alto del puerto,no tanto de temperatura como por el tono de la luz.
Un descenso rápido, sin esfuerzo, ajustando la velocidad para disfrutar de las curvas, entre bosques, mientras los últimos rayos de sol comienzan a incendiar los paredones.
Siete horas y media de marcha y veinte minutos de bici.
Cordiñanes de Valdeón. Qué buenos momentos pasados en la pensión El Rojo.
Aparcamiento en la parte norte del pueblo, e inicio del camino hacia la Rienda.
El camino hacia la Rienda ha de superar la muralla de roca y dar paso a la Canal de Asotín.
La Rienda de Asotín, un estrecho sendero que corre pegado a la pared dejando a nuestra izquierda una caída considerable.
El ayuntamiento ha colocado una maroma a lo largo de toda la senda que trasmite mayor sensación de seguridad.
Sería conveniente revisar su estado con frecuencia.
Camino armado-
Cordiñanes desde la Rienda.
Camino tallado.
La majada de Fresnedo
Torre Santa, una visión que mantendremos durante toda la jornada.Hacia el Hayedo.
Hayedo de Asotín.
Macizo de la Bermeja y Torre Santa.
Un argayo que baja de las laderas del Friero.
Detalles.
El estrecho por donde tengo que salir de la Canal de Asotín.
Vega Asotín.
Los rebecos me esperan en el collado.
Ya tengo a la vista la cima de la Padierna.
Torre del Hoyo Chico y Torre del Friero.
Torre Salinas, Torre del Hoyo de Liordes, ....
La Padiorna.
Cordal Remoña - Pedabejo
Por una amplia arista y sobre la Vega de Liordes hacia la Colladina de las Nieves.
Peña Vieja
Colladina de las Nieves.
El Cable
El grupo de cimas del Llambrión.
Vega de Liordes.
Cabaña Verónica.
Durante el descenso.
Torre Salinas y Torre del Hoyo de Liordes.
Torre Pedabejo.
Inicio de la Canal de Pedabejo.
Chova piquirroja.
Traviesas de Salinas.
Torre del Friero.
Santa Marina de Valdeón.
Ya todo bajada.
Buena ruta para hacer en estos días ya tan cortos. Y como prestan esos finales con bici, permitiendo circuitos que de otra manera no serían posibles. En la Colladina las Nieves me tengo encontrado yo con los rebecos mas panchos que vi nunca. Casi casi, te comían de la mano.
ResponderEliminarUn saludo
El descenso en bici, de lo mejor del día.
EliminarAunque siempre tengo la duda de si encontraré la bici en su sitio. El día que no este en su sitio me voy a pegar una buena jartada a caminar.
Saludos Javi.