El río Duero desde el mirador del Meandro. |
5/05/2021
Ruta corta, de tarde, después de reposar la comida bajo la agradable sombra de los alcornoques de Valduyán.
Antes paramos en Pinilla de Fermoselle, para acercarnos hasta el mirador de la Peña del Cura. Un mirador desde el cual apenas se deja ver el Duero, pero desde el que podremos ver el olivar del Fenoyal.
El microclima de los Arribes permite cultivos típicamente mediterráneos como este olivar. Plantado a mitad del siglo pasado, en un terreno comunal, donde se repartió un pedazo a cada vecino (incluidos el maestro y el cura) que plantaría entre 15 ó 20 estacas de olivo.
Hoy el olivar del Fenoyal es un autentico bosque isla en mitad de la ladera oriental del Fenoyal.
Un pequeño y empinado camino que sale del Camino de los Arrierros (por el que pasamos para ir al mirador del Meandro) nos permite acceder a este singular rincón desde donde podemos tener una interesante visión del Duero entre olivos.
Mirador Peña del Cura
Con más detalle el Olivar |
Olivar del Fenoyal (obsérvese los bancales donde se encuentran los olivos) |
Mirador del Meandro
Como si el fronterizo Duero se resistiera abandonar la zona, a su paso por Pinilla de Fermosellese, el río se retuerce haciendo pronunciados meandros (en uno de ellos se asienta Pinilla) y deja excelentes miradores que nos ofrecen el punto apropiado para hacer una de las mejores fotos de esta maravilla que son los Arribes.
Es el mirador del Meandro, un punto intermedio dentro del Camino de los Arrieros, hacia el que avanzamos (una vez aparcado el coche en un ensanchamiento de la carretera de Pinilla hacia Fermoselle) dejando atrás un paisaje de grandes horizontes, e internándonos hacia los Arribanzos, donde el silencio y la quietud solo es interrumpida por el vuelo del águila o los buitres.
El mirador del Meandro no defrauda, ni el pequeño sendero por el que caminamos. Pero aún queda una ultima sorpresa; el olivar Fenoyal.
Si estamos dispuestos a descender (y por supuesto a subir) unos cien metros de desnivel, un pequeño camino nos conduce por un lateral del olivar hacia él, teniendo en todo momento, como fondo, las aguas de un tranquilo río Duero.
Los bancales donde se encuentran los olivos nos invitan a pensar las horas de trabajo que tendrían que hacer los vecinos de Pinilla para sacar adelante este olivar.
El Camino de los Arrieros continua hacia Pinilla y nosotros con el hasta casi la entrada del pueblo donde lo abandonamos para empalmar, camino tras camino, hasta dar con el que nos lleve a nuestro coche.
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