22/03/2015
Tan buen sabor de boca me dejó el recorrido por los alrededores de Peñacorada que decido volver por la zona.
Con Cruz y Martín, para caminar por los bosques de Valdetuejar.
Se trataba de acercarnos hasta Otero de Valdetuejar para ascender por un camino hasta la explotación minera que había descubierto, por casualidad, el día anterior. En dicho punto hay unas excelentes vistas del valle y del Espigüete. Pero lo realmente atractivo era el recorrido por el estrecho valle del arroyo Valdelís y el sendero que asciende al collado que une este valle con el de Robledo de la Guzpeña, por un bosque joven de robles que nos sorprende con algunos ejemplares portentosos.
El recorrido fue lo esperado, disfrutando de un bosque sin hojas en el que todos los rayos del sol se cuelan, tal cual agua entre los dedos.
Al llegar a casa tenía un mensaje de un lector del blog, que me informaba que las ruinas que apuntaba como mineras, eran las ruinas del antiguo Monasterio de Santa María de Valles de Peñacorada.
Con esa información, el lugar cobra otro sentido, pudiendo entender los aterrazamientos que hay junto a las ruinas, así como la falta de una bocamina. Un lugar recóndito y áspero en la cara norte del monte, donde allá por el año 1.171 el eremita y monje Guillermo fue nombrado prior de esa casa.
Qué lugar!!!! Rodeados de monte, aislados!!! A orillas de un naciente arroyo (el Valdelís) que recoge las aguas de Peñacorada y con un espacio difícilmente trabajable.
Más tarde dicho lugar cambiaría el nombre por el de Monasterio de San Guillermo y mucho tiempo después algunos de los restos del monasterio se utilizaran para la construcción del Santuario de la Virgen de la Velilla.
El pronostico del tiempo acertó y las nubes que amenazaban lluvia al inicio de la mañana, se fueron despejando y nos brindo un cielo limpio al final de la jornada.
Joer!!! menudo lugar!!! Naturaleza exuberante y restos de un viejo monasterio en el Viejo Camino de Santiago, un camino que buscaba, a orillas de la montaña, el resguardo de la amenaza de los árabes.
Pero esa es otra historia......
Otero de Valdetuejar.
El río Tuejar.
Robledal, la tónica de toda la jornada.
A la sombra de Peñacorada.
El camino se pierde y continuamos por las pequeñas campas que abrazan al arroyo Valdelís.
Sin problemas pasamos de una orilla a otra buscando el mejor paso.
En algunos puntos el valle se ensancha.
Arroyo Valdelís.
Martín, Cruz y el
Y vuelta a saltar.
Restos del Monasterio de Santa María de Valles de Peñacorada.
Un lugar privilegiado....
con impresionantes vistas.
Monasterio.
De nuevo en marcha.
La otra parte del camino, la que nos lleva a los altos para coger la pista que desciende a Otero.
El collado.
Con vistas, en este caso hacia los Moros, la Rionda y Pico Cerroso.
Llegando a Otero de Valdetuejar.
El bosque espléndido, el pueblo solitario y el monasterio ...menuda ubicación para la reflexión!!! Una preciosidad. Saludos
ResponderEliminarCuando recorremos estos pueblos vemos que nunca hay vecinos y en cambio si se ve que las casas está arregladas. Solo de verano. Una lástima.
EliminarY el monasterio un buen sitio para meditar.
Saludos Paloma.
Esa zona está pobladita de robledales. Qué chulada...ya me contarás como haces eso de las fotos tripartitas...jeje. Saludos.
ResponderEliminarHay robledal para dar y tomar.
EliminarLo de esas fotos....... es cosa de meigas. Yo hago una y sale Cruz tres veces.
Saludos Javier.
Bonita actividad en familia y por lo que vemos también mágica!.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!
Nos encanta recorrer bosques. Y ahora que de nuevo salen las hojas es cuando nos lanzamos a buscar nuevos caminos.
EliminarSaludos Cotoya.
Preciosa ruta, preciosas fotos y precioso paisaje. Una gozada. (Desde luego sois un auténtico equipo perfectamente equipado y conjuntado). Un saludo.
ResponderEliminar