2/06/2021
De nuevo en el Alto Sil, el espacio montaraz por excelencia para las rutas circulares.
Ascender a una cima (o dos) entrando por un valle, saliendo por otro y volviendo al punto de partida ayudado por la bici, no tiene parangón.
Madrugo, los días de ruta por el Alto Sil siempre comienzan pronto, para disfrutar del cambio de luces mientras cruzo los montes de Omaña de camino al puerto de la Magdalena y siempre con la esperanza de que durante descenso hacia Rioscuro pueda toparme con "baldomero".
Cruzo Villablino y paro en Rabanal de Abajo, donde la niebla apenas deja ver las aguas del embalse.
Camino conocido hacia los Molinos, que con las lluvias de los últimos días y la niebla reinante resulta un sendero de cuanto de hadas.
Los Molinos, la pequeña cascada y el puente sobre el arroyo de la Brañina que me mete de lleno en el bosque de abedules, donde un murmullo permanente del arroyo me acompaña en todo momento, hasta que salgo del bosque y desemboco en las praderías donde las cabanas de la Brañina sueñan con antiguos días y noches de risas y jolgorios entre pastores.
El sendero continua su ascensión y se separa del arroyo en busca del collado de Trasmundo que por momentos es engullido por la niebla.
Un fuerte repecho y alcanzo la arista que me saluda con fuertes ráfagas de viento y que ya me acompañan hasta la cima del Nevadín.
El Miro Rabón es un excelente mirador donde tu vista puede volar sobre la Brañina hacia el valle de Villablino. Y a nuestra espalda, hoy muy velado por la niebla, el Valdeiglesia con sus tres cimas.
No esta el día para mucha parada y con lo que aún resta es mejor continuar, siempre por la arista, hacia la cumbre principal del día; el Nevadín.
Frontera entre las tierras del Alto del Sil, que ahora abandono, y del Omaña, hacia las que voy, buscando los mejores pasos hacia la cabecera del valle de Vivero.
Un valle que recorreré en su totalidad, por un cómodo camino, donde a la mitad encuentro las cabañas de la braña de Vivero.
Y a su espalda (la de las brañas) el espléndido abedular de Vivero que se extiende por toda la ladera norte de la Peña Buitre, que caminamos hace unos años y que resulta un buen mirador del abedular del Fasgarón (uno de las principales manchas de abedules en Omaña).
Entro en un Vivero donde no se mueve un alma y donde solo capto el sonido del agua cuando atravieso el puente que me saca del pueblo.Y a la salida, en una explanada habilitada como aparcamiento, me reúno con mi bici que afortunadamente para mí, permanece anclada al poste donde la dejé esta mañana.
Cambio de ritmo, descenso del puerto de la Magdalena hacia Rioscuro, Villablino y de nuevo Rabanal de Abajo, donde las aguas del embalse ahora si son visibles.
El track de la ruta en Wikiloc
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