11/05/2019
Recorrer los setenta kilómetros que separan al monasterio de Sergiev Posad de Moscú en la mañana no ha sido nada pesado. Muy diferente será la vuelta donde coincidiremos con miles de moscovitas que regresan de este largo puente y de sus dachas (casas de campo) e inundan la autopista formando grandes atascos.
Al noroeste de la capital se encuentra el monasterio de Sergiev Posad, uno de los centros más importante de la religión ortodoxa.
Levantado por San Sergio de Radonezh allá por el año 1.340, con el paso de los tiempos se fue convirtiendo en el centro espiritual del país, funcionando hoy en día como seminario, instituto teológico, lugar de peregrinación y sede y residencia del gran patriarca de todas las Rusias, por lo que se conoce como el "Vaticano Ruso".
Según descendemos del autocar vemos los altos muros que cierran el monasterio y la amplia puerta que engulle cientos de visitantes. Las cúpulas con forma de cebolla sobresalen por dichos muros y nos anticipan lo que nos vamos encontrar.
Catedrales, iglesias, capillas con el estilo particular que hemos ido viendo por Moscú. Y por las distintas calles que forman estos edificios tan espectaculares, cientos de personas entre las que destacamos los cristianos ortodoxos que hacen cola para postrarse ante la tumbas de los santos enterrados en el lugar.
El monasterio de Sergiev fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993.
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