20/03/2019
Hubo un tiempo en que la astronomía me apasionaba. No por descubrir estrellas lejanas, u objetos interplanetarios, sino por descifrar el por qué de fenómenos tan cercanos como las superlunas, las estrellas fugaces o los eclipses.
Los movimientos de los objetos que pululan por el espacio, con órbitas establecidas y ciclos determinados, como nuestra Tierra llegan de nuevo a otro punto estelar; la equiparación de los días con las noches, el equinoccio de primavera y en esta ocasión con una superluna surgiendo por el horizonte al final de la tarde.
Similar en el tiempo, como el cometa que vuelve a recorrer el mismo punto de su órbita, me reúno con Javier para volver a la arista este del Susarón, al igual que lo hicimos hace seis años en una salida vespertina.
Mientras bordeamos el embalse del Porma, nos fijamos en la esbelta silueta del Susarón que sobresale altiva sobre las aguas. No llegamos a Puebla de Lillo, un ensanchamiento en la carretera -al extremo este de la arista- nos sirve de aparcamiento.
Y desde el primer instante, una ascensión dura, subiendo sin cesar y que apenas tendrá una docena de pasos descendentes. Sin tiempo de calentar las piernas, abordamos las primeras praderías al encuentro de la roca, de la arista, que mantendremos hasta la misma cima.
Tomamos altura y ganamos en vistas. A nuestras espaldas el valle del Porma a su paso por Lillo y los Mampodres que visten un abrigo de nieve y relucen entre las montañas vecinas.
Con la altura ha llegado un viento gélido que nos obliga a ponernos la totalidad de la ropa que llevamos y que por momentos no será suficiente.
Peña Armada y Peña Utrero las dos pequeñas reinas del Porma salen a saludarnos y se convierten en las principales protagonistas de muchas de nuestras fotos.
Librando pequeños neveros, entramos en el tramo final de la ascensión, cuando la pendiente se relaja y aparece la cumbre como una gran mesa que será preciso abordar por su derecha.
Cima!!!!!! De nuevo en la cima del Susarón, como el cometa que vuelve a repetir su ciclo, nos asomamos hacia los valles del norte, donde el Illarga llama poderosamente nuestra atención con un mastodóntico Pico Redondo que nos recuerda otra tarde pasada sobre su cumbre.
Hay que regresar. Lo hacemos continuando la arista hacia el oeste, con una luz que pierde fuerza y envía rayos anaranjados, buscando una estrecha canal que nos deposita en la pista muy cerca de Puebla de Lillo.
-Una caña?
-Of course.
Final de la tarde (o inicio de la noche) por la carretera, iluminados por una superluna en busca de nuestro coche.
Superluna es una de las lunas llenas que coincide con el perigeo, el punto más cercano a la Tierra en su órbita alrededor de nuestro planeta. En concreto, esta noche se situará a tan solo 360.772 km de distancia, unos 20.000 km más cerca de lo habitual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario