29/03/2017
Los romanos llamaron a este lugar la tierra del trigo, frumens, frumesta.
De ahí proviene el nombre de Frómista.
Final de la sexta etapa del Camino de Santiago en el Códex Calistinus.
Entramos en Frómista en busca de la iglesia de San Martín. En el centro de la plaza del mismo nombre. Con espacio a su alrededor para poder contemplarla a gusto, sin ningún edificio que la afee o estorbe.
La conocemos de otras visitas. Por ello, no nos sorprende su aspecto pulcro, como recién construida. Sabemos que durante los años 1894-1904 fue desmontada y reconstruida por el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, que eliminó estructuras añadidas, construyendo partes desaparecidas e incluso inventándose algunas, como la portada del muro sur.
Por eso, cuanto te sientas en los bancos aledaños y contemplas San Martín de Frómista, tienes la sensación que la cuadrilla de constructores que levantaron el templo acaban de recoger sus utensilios y la iglesia queda dispuesta para que nosotros la estrenemos.
Tres naves, transepto con brazos de igual tamaño y cabecera de tres absides. Sobre el crucero cúpula y cerrando la fachada occidental dos torres cilíndricas.
El conjunto guarda excelentes proporciones. La iglesia de San Martín de Frómita está construida a la medida del hombre.
Su interior no nos sorprende con ningún espacio extraño.
Pero cuando camino por los pasillos de sus naves y me siento en sus bancos, tengo la sensación de encontrarme en un recinto más pequeño, más intimo, como si el espacio interior hubiera sido reducido creando muros dobles.
Sin luces artificiales, el interior se muestra luminoso.
Volvemos al exterior. Aún nos queda por ver los más de trescientos canecillos que decoran los aleros de sus techumbre.
Hasta que el "pescuezo" note la tensión de mirar al alto, vamos recorriendo la iglesia mientras señalamos con el dedo cada una de las imágenes con las que los constructores de Frómistas han querido sorprendernos.
Declarada Monumento Nacional en 1894.
La luz y la piedra formando un conjunto.
La fachada de la cara norte, que no es tan norte. Una desviación del eje este-oeste permite que esta cara quede iluminada por los últimos rayos de sol durante los días más largos del verano.
Interior.
Canecillos
Sobre orientación
Estudio La orientación de las iglesias románicas del Camino de Santiago
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