Paseábamos con nuestros amigos suizos por los jardines de Dartington Hall. Stefan quería mostrarnos los restos de la antigua iglesia.
Junto a ella, las lápidas del cementerio. Y dando sombra a una gran mayoría, dos espléndidos ejemplares de tejos.
Era una tarde lluviosa y no teníamos la cámara, por eso fue preciso volver otro día para poder hacer alguna foto.
A su vez, he encontrado alguna referencia en internet sobre dichos árboles que tienen fama de haber vivido casi 2000 años y corre el rumor que algunos Caballeros Templarios fueron enterrados a sus pies. (No hay prueba de que esto último sea verdad)
Desde siempre el tejo ha sido un árbol venerable. Y el centro físico y espiritual, donde se articulaban los temas sociales de la aldea. Aún hoy, se pueden ver algunos ejemplares de tejos junto a iglesias y ermitas.
Especialmente llamativo por ser perenne, de gran tamaño y muy longevo. Muy relacionado con la muerte (exceptuando la corola rojiza de su fruto, el resto es venenoso) a sus pies se enterraban los cuerpos de los vecinos.
Cuenta una antigua leyenda, que los tejos de los cementerios alargan sus raíces hasta las bocas de cada uno de los difuntos, y en las noches de luna llena, susurran al viento los secretos no dichos en vida. (Parece ser que esto, tampoco esta probado)
Restos de la iglesia de Dartington Hall.
De ella solo queda el torreón que se adosaba a la nave principal.
Tal vez alguna de estas tumbas pertenezca a un Caballero Templario.
Tal vez nos lo susurre el viejo tejo en la próxima luna llena.
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