La vimos por primera vez el domingo por la tarde. Junto a un pequeño grupo de ostreros. En la lejanía y sin prismáticos, pensamos que se trataba de un zarapito trinador.
El lunes la volvimos a ver, alimentándose en la playa de Paignton. Más cerca y con la cámara, pudimos identificar a esta aguja colipinta.
Limosa lapponica pasa el invierno en las costas del oeste de Europa y África, para regresar por estas fechas (principios de mayo) a las zonas de cría del centro y norte de Laponia.
Un viaje tremendamente largo para estas pequeñas aves de un peso entre 190-400 gramos los machos y 260-630 las hembras.
Se han recogido registros de migraciones de agujas colipintas en una ruta desde Alaska a Nueva Zelanda con una distancia de más de 11.000 kilómetros en un vuelo ininterrumpido durante nueve días. Un esfuerzo increíble esta proeza de resistencia y sufrimiento.
El ejemplar solitario que estos días se pasea por nuestra playa, ha decidido tomárselo con calma.
Pensamos que se trata de un macho joven que ya empieza a lucir un tono herrumbroso en las plumas de su pecho.
Un montón de fotos y un vídeo.
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