En un momento dado, miro atrás, y veo a Martín tirado en el suelo gravando a los vuelvepiedras.
Resulta una tarea muy compleja, debido a lo inquietas que son estas aves. Afortunadamente para la grabación apareció una señora que aportó su grano de alpiste (que depositó en el suelo) para conseguir un rodaje, sino perfecto, por lo menos gracioso.
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