En las ruinas del monasterio de San Guillermo |
13/02/2021
Las botas chapotean sobre el barro cuando salimos de Otero de Valdetuejar, dejando ver la cantidad de días de lluvia y nieve.
El día ha vuelto a nacer con la indiferencia que le trasmite el manto gris que cubre el cielo. Abandonamos el pueblo por el viejo camino que se interna siguiendo el arroyo de Valdelís, viendo y sintiendo como la senda se va cerrando con escobas y piornos que agarran nuestros pies como muertos salidos de sus tumbas.
Un silencio denso y profundo nos traslada a tiempos pasados, cuando los monjes huidos de la invasión musulmana buscaban refugio entre estas montañas.
Al fondo del valle, bajo las estribaciones de Peñacorada, las ruinas del monasterio de San Guillermo se apoyan en la peña, donde se escucha el murmullo de un río recién nacido que llega hasta nosotros para romper el silencio.
Guillermo, huido del monasterio de Sahagún, encontró refugio y paz a la sombra de Peñacorada. 700 u 800 años después, encontramos esa paz sentados entre sus ruinas, al abrigo del viento bajo el pequeño muro que aún permanece en pie, mientras observamos el valle, tapizado por un continuo robledal, por el que acabamos de ascender y en el que apenas se vislumbra la trazada de arroyo Valdelís.
Hace un año ascendía desde este mismo punto hacia la cima de Peñacorada. Un año, por las mismas fechas y con un ambiente similar, como presagiando la repetición de una vida ya vivida. Y te preguntas: lo siguiente será igual?
Hoy nuestra ruta busca un camino distinto, entre los bancales donde los monjes obtenían sus recursos, hacia la pista que desde El Campurrial (el collado que sirve de paso entre los valles del Tuejar y del Esla) desciende hacia el Santuario de la Virgen de la Vellilla.
Entre un soto de grandes robles alcanzamos el Santuario, donde el silencio es similar al encontrado entre las ruinas del monasterio a pesar de la carretera que lo une con el mundo civilizado.
Un nuevo camino, como siempre entre robles en estos valles, nos devuelve con suavidad, en un intento de no perder todo ese aura de paz, hacia Otero.
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