12/06/2019
Me impresionó en su día el bosque de Brañarronda y me ha vuelto a impresionar hoy.
Los bosques del Alto Sil guardan rincones excepcionales y creo que Brañarronda puede colocarse a la cabeza de esa lista. A medio camino entre las poblaciones de El Villar de Santiago y Rioscuro se abre la pista que nos lleva hacia las brañas de Brañarronda y Las Murias. Y entre ellas, rodeándolas y aislándolas, tenemos el bosque de Brañarroda, un espacio donde la luz aparece atenuada por la estrechura del valle y sobre todo, por la frondosidad de su arbolado. Abedules, serbales, avellanos, robles, arces y una colección de impresionantes tejos.
Los tejos de Rioscuro están inmersos en el bosque. Fácilmente se nos despistan si no prestamos suficiente atención al estar dispersos y mezclados con otro tipos de árboles. Pero para evitar ese despiste tenemos marcas y carteles indicadores desde el inicio de la ruta.
Son las 8:00 cuando aparco junto al cartel informativo que hay a la entrada de la ruta y junto a la carretera. Miro el plano de la ruta marcada (de Brañarronda a la braña de San Justo) y una sonrisa malvada se perfila en mi cara: en menudo cotolengo se va a meter el que decida seguir ese trazado sin la ayuda de San Track (patrón de los senderistas).
Y es que el Alto Sil tiene unos bosques de película, pero sus caminos y senderos han ido desapareciendo con el paso del tiempo, encontrándose muchos de ellos totalmente tomados por la vegetación.
Paso con rapidez Brañarrona y entro en el fascinante bosque de Brañarronda. Mi cámara no es capaz de plasmar lo que hay en ese mundo de fantasía donde los tejos, las estrellas principales, son rodeados por abedules de gran porte y donde el musgo y los líquenes cuelgan de cualquiera de sus ramas. La luz se cuela entre la espesura y nos permite ver las formas de estos gigantes que habrán respirado aires de cientos de años, con lluvia, sol, nieve y viento y siempre anclados a este terreno oscuro y pendiente.
Braña las Murias nos brinda la luz. Enclavada en una pradera y rodeada por bosque, con algunas edificaciones en ruina y otras perfectamente acondicionadas como fines de semana.
El track me conduce acertadamente de pradería en pradería mediante un sendero casi imperceptible. Y así, con esas guisas, llego hasta una braña donde existe los restos de un gran corral medio derruido bajo el collado de la Muezca, por donde gano la arista que ha de llevarme hasta la cima de Peña Vendimia.
No es una cima conocida (lo es su vecina más próxima, el Nevadín) pero tiene unas vistas increíbles hacia la casi totalidad de las montañas de Laciana y Omaña.
Es momento para el relax. El monolito de piedras de su cima se brinda como respaldo y protección del viento que asola las alturas.
El descenso será tranquilo. Siguiendo la Cuerda de San Justo, por terreno franco de praderías que ya han recibido la visita de los rebaños de vacas, hasta un nuevo collado, el de Bocibor (joer quién pondrá esos nombres), que me mete en un nuevo valle donde encontraré el camino hacia Los Bayos.
Mi vieja rockhopper aguarda anclada a un poste (que he puesto cuando pasé esta mañana) y me permitirá cubrir con alegría los casi ocho kilómetros que me separan de la entrada a Brañarronda.
A medio camino entre El Villar de Santiago y Rioscuro (en la bajada del Pto. de la Magdalena) encontramos el cartel que aparece en la foto y marca el inicio del de la ruta de Brañaronda y los tejos.
En ese espacio es posible aparcar dos coches.
Al momento nos metemos en un túnel del vegetación.
Arroyo Bayo, el que recoge las aguas del Pto. de la Magdalena.
Brañarronda.
Al fondo, sobresaliendo de la espesura del bosque, Peña Vendimia.
Grandes ejemplares de roble albar.
Los tejos de Brañarronda.
Al fondo se ve el camino a seguir.
Abedules.
Arroyo de la Braña Ronda.
Petroglifo.
Uno de los mayores ejemplares. Se encuentra separado del sendero que asciende a las brañas Murrias unos metros y sin un cartel que lo señale. En nuestro anterior paso por el bosque de Brañarronda nos pasamos.
El sendero, ya muy desdibujado, sube hasta las brañas de Murias donde existen unas cabanas totalmente derruidas y .....
otras en perfecto estado.
Pequeño puente que cruza el río Brañarronda para acceder al camino.
De nuevo entre la espesura.
Hasta que nos encontramos con unas brañas de altura.
Vista atrás.
Brañas Murias.
El track me ha llevado de braña en braña hasta alcanzar esta, ya muy próxima al collado de la Muezca.
Vista atrás.
Ya en la arista, donde veo los montes y montañas de Omaña.
Con más detalle.
Cima de Peña Vendimia.
Ya descendiendo
El puerto de la Magdalena.
El Valle por el que desciendo hacia Los Bayos.
Los Bayos.
De nuevo a la entrada de la ruta de Rioscuro.
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