Brañarronda y el Bosque de los Tejos de Rioscuro


Cabaña en las inmediaciones de Brañarronda.
La Braña las Murias

6/08/2017
Un cambio de escenario drástico a poco mas de una hora y cuarto de casa y unos 85 kilómetros.

Nos vamos a Laciana y más concretamente a ver el bosque de tejos de Rioscuro. 

Rioscuro no es solo una tejeda. Rioscuro es una espesa mancha boscosa situada en la ladera de Peña Grande (pico próximo al Nevadín). Un bosque que mezcla abedules, robles, mostajos, avellanales, serbales y por supuesto tejos.

Rioscuro nos sorprende cuando llegamos. Atrás hemos dejado el puerto de la Magdalena, en tierras de Omaña, con sus amplitudes y la desolación de sus praderas de montaña sin apenas arbolado (no digo que Omaña no tenga bosques. Mientras recorremos Omaña hemos encontramos extensos tramos de robledales y laderas cubiertas por esplendidos abedulares). Sobrepasado El Villar de Santiago, el valle se ha estrechado y aparece cubierto por un espeso bosque.

Un cartel informativo marca el inicio de la ruta de Brañarronda y los Tejos. Apenas espacio para aparcar tres coches y un cartel que flaco favor puede hacer al que se fíe de él.

Brañarronda es la primera cabaña que nos encontramos. Siempre siguiendo el camino carretero por un pasillo de árboles.

Una segunda cabaña a nuestra vista y después el camino se bifurca. Por la derecha hacia la tejeda y ya con postes indicadores hasta el final de la ruta (casi hasta la Braña de las Murias). Por la izquierda, otro camino sube, con bastante intensidad, hasta la Braña de las Murias por un magnifico robledal.

Nosotros seguimos hacia la tejeda. El camino pierde anchura y sobrepasada una fuente se torna sendero, encabritando nuestros pasos hacia la tejeda. Los árboles sagrados los vamos encontrando a nuestro paso (bien es verdad que el ejemplar más potente que hemos visto en algunas fotos, no pudimos encontrarlo).

Abedules, tejos, acebos,.... un bosque que apenas deja pasar la luz y que agradecemos en una mañana tan calurosa.

El sendero se pierde (o podemos decir que se difumina en múltiples trazas). Sabemos que el arroyo esta a nuestra izquierda y que un sendero corre por su margen izquierda hacia la Braña de las Murias.

Alcanzamos dicha braña. El camino sigue y unos agradables paisanos (que se han acercado a una braña en un pequeño tractor, y pasan la mañana a la sombra mientras paladean unas botellitas de vino que han puesto a refrescar en el arroyo) nos explican como podemos llegar hasta las praderías que hay bajo Peña Grande.

De nuevo entre el bosque, donde encontramos grandes abedules deformados y cuya corteza poco recuerda a la blancura típica de estos árboles.

En las praderas de altura las vacas pacen con suma tranquilidad. Por el norte, el Muxiven cierra vistas al Cornón y apenas permite ver su cima.

Volvemos por nuestros pasos hasta la Braña de las Murias. Desde esta, un camino desciende hacia Brañarronda (sin posibilidad de perdida, teniendo que tomar el único camino que sale a la izquierda).

Un par de kilómetros más y estamos en el coche. 


Mapa del recorrido.




Nada, nada, la ruta del cartelito imposible. (sin balizar y caminos perdidos)
Un espeso y tupido bosque.
Brañarronda. Una cabaña potente, en el medio del bosque. A unos dos kilómetros por un camino carretero.
Segunda cabaña. De nuevo situada en medio del bosque.
Al momento de dejar la segunda cabaña el camino se bifurca. Seguimos por el de la derecha (por el de la izquierda volveremos).




Fuente
Un buen ejemplar de roble.


Unos de los primeros tejos que encontramos.
Aparecen con poca hoja. Nada que ver con ejemplares de tejo que se encuentran solitarios. Posiblemente la frondosidad del bosque no se lo permita.
Más tejos.




Y algunas cascadas que en esta época son apenas un hilito de agua.
El tejo y el petroglifo.
¿?




El sendero finaliza. Salimos a una pequeña pradera y vemos el arroyo a nuestra izquierda.
Lo cruzamos.
Ollera.- Es una pequeña construcción destinada a guardar la leche en un lugar fresco hasta su bajada al pueblo.
Y encontramos un camino que lleva a la Braña de las Murias. Un lugar idílico.


Seguimos el camino....
y por sendas...
hasta alcanzar las praderías del circo norte de Peña Grande.
El Muxiaven oculta al Cornón.
Avellanos. 
Las praderas de la Braña de las Murias.

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