20/10/2017
La preferencia de los mirlos acuáticos (Cinclus cinclus) por las aguas no contaminadas, lo convierten en un bioindicador de la pureza de las aguas.
Localizo una pareja de mirlos acuáticos mientras camino junto al río. Me paro y dejo que se aproximen. Van recorriendo el río, sumergiéndose y volteando pequeños guijarros en busca de insectos.
La sangre de los mirlos es capaz de trasportar más oxigeno que otros paseriformes, lo que le permite realizar inmersiones en al agua hasta 30 segundos, aunque no suelen llegar a esos extremos.
Continua acercándose hasta que con un pequeño revoloteo vuelve al mismo punto donde lo he visto, para volver a recorrer la zona.
Ni Gore, ni ninguna fibra de última tecnología. Gracias al aceite que segrega una glándula -y que esparce por todo su plumaje- permanece seco y evita la pérdida de temperatura en estas frías aguas.
Con un movimiento rápido y enérgico desprende el agua de sus plumas.
Cuando descargo las fotos, veo que ningún río se queda sin sus ladrillos o azulejo.
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