30/11/2014
El tiempo se tornó en blanco y negro.
Ahora recordamos con nostalgia los primeros días del otoño cálido y soleado. Escuchamos con atención los pronósticos del tiempo y vemos claros donde no los hay.
Cuando llegamos al Puerto de Ancares llueve a mares. Esperamos que el fuerte viento se lleve las nubes y se produzca la notable mejoría que se preveía para las once. Pero a esa hora continua lloviendo.
Espoleados por Martín, el único marín de los tres ("semos marines o semos nenazas"), nos calzamos las botas y salimos camino del Cuiña, con el objetivo de intentar ver las cabras montesas que por estas fechas se encuentran en celo.
Viento, nubes que entran y salen con rapidez y chubascos que en más de una ocasión se tornan aguaceros. Aún así, disfrutamos del día. La humedad intensifica los colores y nuestra vista se pierde en el fondo de los vallles, donde rayos de luz consiguen romper la barrera de nubes.
Las cabras no aparecen, rodeamos la montaña. Nada, hoy no hay cabras por la zona.
En la arista final, el viento que nos acompaña desde el inicio se torna vendaval e intenta tirarnos a cada paso.
Hoy no hemos visto cabras, ni las vistas desde la cima.
Desde el Pto. de Ancares.
La niebla entra y sale con rapidez. El camino tan marcado nos trasmite seguridad.
En las proximidades del refugio.
Profundos valles.
Con el pelaje de invierno
El Cuiña.
Cruz afronta la última pendiente, camino del Cuiña. Pero no llegamos a su cima, el fuerte viento nos lo impide.
Unas risas.
Menudo palizón de viaje y para colmo el tiempo no acompaña...aún así las imágenes, muy chulas. Conozco muy poco de esa zona. Un abrazo
ResponderEliminarUna putada irse tan lejos par ano poder, apenas, disfrutar. Lleva días soplando mucho. Aún así, las fotos muy gupas, de una zona, que conozco poco, la verdad. Malas fechas para andar por el monte. A ver si amaina un poco y se puede estrenar la temporada de nieve, que este fin de semana está cayendo a base de bien.
ResponderEliminarUn saludo
Es una zona que me encanta y el recorrido es muy bonito, además aquí siempre te acompaña algún "bicho", pena como siempre del tiempo porque en Ancares cuando hace frío lo hace de verdad... Saludos
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