24/08/2014
Día de madrugón. Hay que llegar a Culebra antes de que amanezca. Nuestro amigo José Alberto, nos llamó ayer para decirnos que había estado viendo el lobo durante hora y media.
Ante esa información, los de casa nos ponemos nerviosos, nos miramos pero no decimos nada.
Hasta que alguien (no está claro quien) dice: por qué no vamos????
Madrugón, y viaje de noche. Antes de la salida del Sol estamos sacándonos los ojos al igual que otro montón de aficionados a la liturgia de la observación de animales.
Rastreando con los prismáticos, con el tele, y atentos, muy atentos a toda la basca por lo que puedan encontrar. El reloj avanza y comienzan a disminuir las posibilidades. Le damos más tiempo. Pero hay un momento que hay que decir basta. Por ahora basta, a estas horas no saldrá.
Un tiempo para recorrer esta sierra tan montaraz y brava, y para darse un baño en las tranquilas aguas de la playa fluvial de Villardeciervos.
Y a la tarde, de nuevo a la carga. Con una nueva luz, con nuevas ilusiones, con más tiempo.
Cuando ya no ves ni las punteras de las zapatillas, te das por vencido, recoges los bártulos y comentas que tal vez no eran buenas fechas, que en otoño seguro que se puede ver y empiezas a elegir los días en que podrás volver.
Multitud de madrugadores.
Sale el Sol, comienza el lance.
El paisaje aparece espectacular.
En la zona central del día aprovechamos para caminar por la sierra.
Al atardecer de nuevo a la carga.
Me encantan esas fotos con nieblas. Preciosas. Ya solo opr esas fotos, seguro que mereció la pena el madrugón, aunque no se dejara ver el lobo. A nosotros nos pasó algo parecido esta primavera con el oso.
ResponderEliminarUn saludo
Pues estos días mama osa y sus tres oseznos están saliendo a comer avellanos y se deja ver largo y tendido.
EliminarSiempre vale la pena salir al monte.
Saludos Cienfuegos.