Cabras montesas en Ancares

18/08/2014

- Al atardecer, podéis ver los machos sobre los riscos que bordean la laguna.

El comentario de las gentes del lugar, con las que coincidimos  mientras caminábamos hacia  la cima del Cuiña. 

Con la ilusión de la posible observación, al hacer cima, escrutamos desde esta atalaya, cada rincón, cada repisa. Pero aparte de alguna hembra con crías (muy alejada) los machos se resisten a dejarse ver.

En el descenso la niebla apodera de la arista, impidiendo cualquier tipo de observación, hasta que un golpe de viento arrastra la niebla y será cuando veamos la manada de cabras montesas.

-Tenemos que volver a ascender, vale la pena????

-Por supuesto que vale la pena!!!!!

La cabra montesa fue introducida en Ancares hace casi veinte años. Una sierra que ofrece un espacio adecuado a sus necesidades, donde moverse a su antojo por los vericuetos del circo glacial del Cuiña.

De los grupos de cabras montesa con los que me he topado por las montañas de Riaño o por la zona del Corcadas, estas de Ancares resultaron ser las las más confiadas, permitiendo acercarnos mucho más que las de otras zonas.

En esta época las hembras permanecen junto a las crías, mientras que los machos jóvenes y adultos se agrupan en grandes rebaños. Los machos se acercaran a las hembras solo en la época reproductora al principio del invierno.

La suerte esta de nuestra parte; en ese momento despeja totalmente.

Los nudos de los cuernos de las cabras permite calcular la edad de estos animales ya que a diferencia de ciervos o corzos, no los pierden cada temporada.

Llama poderosamente la atención la pupila en sentido horizontal de estos animales. Resulta ser un sistema de supervivencia como nos lo cuenta José Barrueso en el excelente reportaje de su blog "De paseo por la naturaleza".

Rascándose.

Un macho potente.