Miro de refilón al dueño del coche que está aparcado a nuestro lado y pienso si debo de ponerme la mascarilla. Resulta que es el ciclista que hemos pasado en las proximidades del puerto de Panderrueda y que ahora (finalizada la subida) está preparando para meter la bici en el maletero.
La mascarilla hace que se empañen las gafas y que no consiga poner en marcha el GPS. Me separo del coche para quitármela y despejados los vapores que cubren las gafas, me doy cuenta de las espléndidas vistas de este puerto. Más cuando separado del parking, camino al mirador de Piedrashitas, veo hacia el norte las imponentes torres de Picos que aparecen entreveladas por una luz naciente y dan al conjunto un aire terrorífico y desgarrador propio de las historias de Lovecraft, muy al contrario que las que se tienen hacia el oeste, donde la Ten y Pileñes, acompañadas por Peña Mora y Peña Negra de un lado y por el Pozalón y el Niajo del otro, surgen con la nitidez propia de las películas de Jimmy Chin.
Los puertos te acercan a las cimas y en esta ocasión el puerto de Panderrueda es el punto de inicio de una estupenda caminata hacia la cima del Jario.
Nada más abandonar el parking, un hayedo nos fagocita y nos conduce por la ladera oriental del Pico Camborisco, durante unos cuantos cientos de metros, hasta el mirador de Piedrashitas, un estupendo balcón hacia los macizos occidental y central (que lucen mejor con la luz de tarde).
Salimos del bosque y comenzamos a ganar altura hacia la Cerra Centenal, que no cumbreamos, ya que el sendero la bordea por su izquierda, al igual que al Pico Guadañas, hasta alcanzar el collado Dobres, otro mirador, donde las vistas, más espectaculares que en el de Piedrashitas, se centran en la pared sur de Torre Santa que ha empezado a refulgir con los rayos de media mañana.
El arbolado ha quedado atrás (los últimos, un rodal de abedules) y a esta altura ya solo encontramos praderas alpinas y la roca viva.
La cima parece más próxima, pero aún es preciso acercarnos y superar por último, la dura pendiente herbosa que sirve de trampolín a la cumbre.
Cima!!!!
Con un día radiante que nos permite disfrutar de un paisaje sublime, donde nuestros ojos se clavan de inmediato sobre Vegabaño, la inmensa pradería de montaña que aparece bajo nuestros pies como una isla en medio de un mar de hayas.
Otros montañeros llegan a cumbre desde Vegabaño y no sabiendo si tenemos que ponernos la mascarilla, optamos por descender buscando un lugar apartado donde poder dar cuenta de nuestro bocata y libre de gente (quién nos iba a decir que buscaríamos la soledad en este ambiente tan solitario) disfrutar del entorno.
Área recreativa en las inmediaciones del puerto de Panderruedas con el imponente roquedo del Pico Camborisco.
Ten y Pileñes escoltadas por Peña Mora y Peña Negra a su izquierda y el Pozalón y Niajo a la derecha.
Macizo Central. Destacando la Torre del Friero y el grupo del Llambrión.
Por el medio de un hayedo, camino del...
... mirador de Piedrashitas.
Panorámica hacia el valle de Valdeón.
Al sur la línea de cumbres del Gildar, de donde se desprenden los valles del Cable y las Hoyas de Frañana.
Collado Majada de Piedrashitas, mirando a la Bermeja.
Collado Viejo, donde vemos por primera vez el Jario
Pico Jario.
Hacia el oeste.
Hacia el sur, de nuevo el grupo del Gildar y Cebillera.
De pudinga es la Cerra Centenal que bordeamos por su izquierda.
Torre Santa.
La Bermeja y Torre Santa.
Con más detalle la pared sur de Torre Santa.
Collada Dobres.
El cambio de luz va permitiendo que podamos reconocer más cimas.
Tras de Peña Beza se llega a ver la cumbre del Canto Cabronero.
Y en plan panorámica.
Mirada atrás.
Lo que resta a cima.
Las praderías antes de la cima.
Con bastante inclinación.
CIMA!!!!!
La vuelta.
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