29/12/2019
Algo tendrá Mental para que nos encante volver a recorrer sus caminos una y otra vez.
Un valle encajado entre peñascos, que apenas sobrepasan los 1500 metros de altura (la Peña los Castros, la que se yergue en la cabecera del valle tiene 1634 metros) y por el que corren las aguas del arroyo Mental (al que se luego se le unirán las de los arroyos Tejerina y Busto antes de desembocar en el Cea). Un valle largo, con casi siete kilómetros, que a diferencia de los valles babianos, aún conserva la fragosidad de los bosques que rodean los pastizales y tapizan sus laderas.
El sol atempera los 5 bajo cero que nos encontramos cuando aparcamos el coche. Pero serán preciso algunas horas para borrar la huella de la helada sobre los campos.
Entre Prioro y Tejerina, justo en un puente que cruza el arroyo Tejerina (hoy señalizado con un cartel) arranca el camino que se dirige hasta el caserío de Mental. Un camino mayoritariamente entre robledal que hoy, sin hojas, aparece deslucido y en cuyo interior nos aguarda un ejemplar con nombre propio: el Roblón de Valdelarco.
Cuando llegamos al caserío, entramos propiamente en el valle de Mental. A sus espaldas, guardándolo de los vientos del oeste, la Peña Los Castros aparece como el fuerte que quisiera protegerlo de las invasiones venidas de Ocejo de la Peña.
El Caserío de Mental vio tiempos mejores a principio del siglo XV cuando en sus puertos pastaban 3000 cabezas de ganado y en sus casas vivían una trentena de personas. Hoy solo encontramos un refugio en muy buen estado (posiblemente se debe a que está cerrado) y una cuadra.
Es desde ese punto, cuando comienza nuestra andadura por Mental, por el camino que corre paralelo al arroyo que ha recogido las aguas del circo formado por Los Castros y Peñas Negras y avanza entre praderas y bosques tupidos (en la ladera derecha, a la altura del caserío, un rodal de acebos se distingue por el verde intenso de sus hojas) hacia El Castellón, una prominencia rocosa que quiere cerrarle el paso y en su lucha ha dejado una serie de escalones por donde se precipita con brío y espumillas.
Superado el estrecho el valle se abre. Las laderas se separan, dejando en su interior un valle amplio, donde abunda el ganado.
El arroyo Mental baja con fuerza tras las últimas lluvias y el deshielo, lo que nos dificulta el cruzarlo, por lo que hemos de buscar un puente que nos lo permita de una forma más cómoda.
No llegamos al final del valle. Nuestro camino busca otro valle, el del arroyo Tejerina, para cerrar el circulo y regresar a nuestro punto de partida.
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Inicio del camino. A mitad de camino entre Prioro y Tejerina, junto a un pequeño puente.
Un nuevo arroyo (y pasarela), el de Valdiadrao.
Predominio del robledal.
El camino atraviesa una zona con robles de gran tamaño.
Donde encontramos uno con nombre propio: El Roblón de Valdelarco.
Roblón de Valdelarco.
La desnudez del bosque nos permite ver la Peña Los Castros.
En una abertura, La Peña de los Castros, Peña Rionda y Los Moros (las montañas de Ocejo)
Llegando al caserío.
El Caserío de Mental.
Arroyo Mental
El Castellón, el estrechamiento que intentó frenar las aguas del arroyo Mental.
Destrozos de las últimas lluvias y nevadas.
Pasado el estrecho, las laderas se separan y dejan un amplio valle.
Entroncando con el valle del arroyo de Tejerina.
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