Ecopista do río Minho


3/12/2019
Algo habíamos leído sobre la ecopista do Minho. Un carril bici que une las poblaciones de Monçao con Vila Nova de Cerveira a través del corredor de un viejo tren y de antiguos caminos utilizados por los contrabandistas en un trazado de 36 kilómetros de distancia y sin apenas desnivel.

Lo que no sabíamos es que la totalidad de la ecopista (nombre que recibe en Portugal) es una cinta continua de hormigón o asfalto (lo que nos facilita nuestro rodar) y que sus alrededores se encuentran perfectamente acondicionados (por lo que en 2017 fue elegida la tercera mejor ruta cicloturista por la Asociación Europea de Vías Verdes), al igual que también desconocíamos que la mayor parte de este trazado se encuentra envuelto por una espesa masa de vegetación.

Un noviembre de los más húmedos en los últimos años recomendaba, en este paréntesis de lluvia, hacer alguna escapada a un lugar donde poder secar las branquias y para ello, decidimos acercarnos hasta la vecina Portugal para conocer su carril bici.

Lo que no presuponíamos es que a nivel del mar (estamos en la desembocadura del Miño) y con un sol despatarrante íbamos a pasar tanto frío durante la primeras horas de la mañana.

Pasan algo de las 9 (hora portuguesa) cuando nos encontramos en Vila Nova de Cerveira con uno de los miembros de Ola Vida, la empresa que nos alquila las bici y nos trasportará hasta Monçao, donde después de prepararnos comenzamos la rodadura.

Como decía un amigo coruñes: "todo un día por delante para andar en bici". Si, por un paisaje en su mayoría de viñedos y con un Miño siempre presente, vamos recorriendo con tranquilidad la ecopista, parando en multitud de lugares que nos muestran rincones del Miño que miran a la vecina Galicia, hasta que sin darnos apenas cuenta (es un decir, que hay que pedalear los kilómetros) entramos en Valença do Minho, aproximadamente mitad de camino.

Nuestros estómagos nos gritan que les demos de comer y lo hacemos en el chiringuito del Parque da Merendas de Nossa Srª da Cabeça.

A partir de ese punto, el carril va más próximo al río y un sol de equinoccio de invierno se cuela por su cauce para bañarnos por completo con sus rayos.

Así, de esas guisas llegamos a Vila Nova de Cerveira donde dejaremos las bicis y daremos por finalizado nuestro recorrido.

Las fotos en Google+



Es en Vila Nova de Cerveira donde nos encontramos con los responsables de Olá Vida
la empresa a la que alquilamos las bicis y los que nos trasportan hasta Monçao.

Ajustando las bicis.
Durante el traslado a Monçao.
No entramos en Monçao (los de Olá Vida nos comentan que hay muchas obras en dicha población y que para evitar los engorros de la salida nos dejan en un punto anterior)
Una corredoira (denominación gallega) para enlazar con la ecopista.
Ya en la ecopista do río Minho, una cinta de asfalto por el cajón de un antiguo tren que dejó de funcionar en 1990.
La vegetación lo envuelve todo. Nos sorprende la cantidad de hoja que aún conservan los árboles.

La población de Lapeda.
No entramos a conocer su torre, ya que los de Olá Vida nos informaron que en estas fechas se encuentra cerrada.

Disfrutando.
Alquilar las bicis te ofrece la comodidad de no tener que trasportarlas las propias hasta aquí y después tener que estar pendientes de ellas en días sucesivos. Pero sabes que una bici de alquiler siempre viene con sorpresas y la mía tenía desajustados los cambios de marcha y mucha holgura en la dirección que la hacia traquetear cuando tirabas del freno delantero. 
Paso por una de las antiguas estaciones del tren.

El carril toma aire.
Y en esta ocasión pasa junto a una pasarela que te conduce a un pequeño refugio.
Donde pudimos ver a una nutria cruzando el Miño.
Al otro lado Tui.
Tui con su catedral románica en lo más alto.
Bordeando Valença do Minho.
En el chiringuito del Parque de Merendas de Nossa Senhora da Cabeça,
donde descubrimos la Super Bock negra.
Alrededores del Parque de Merendas de Nossa Senhora da Cabeça
Una foto para el recuerdo.
Ponte Romana Veiga de Mira.
El último tramo la ecopista se acerca más al río.

La luz comienza a decaer cuando nos aproximamos a Vila Nova de Cerveira donde nos cruzamos con caminantes que utilizan la ecopista como "circuito del colesterol".
El carril continua otros cuatro kilómetros más, pero nosotros lo dejamos en este punto ya que nuestro viaje continua (ya en coche) hasta Oporto.

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