2/02/2019
Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Jean Paul Sartre
Cabalgar una arista como la de La Fitona hasta las Peñas de Faro con unas condiciones de nieve como las que hoy nos encontramos no tiene precio. Pero llegar a esa arista recorriendo el valle de Cansequillo con el peso de las raquetas en los pies y ascendiendo hasta la Cochá de la Madera con un sol de justicia abrasando tu cogote, lastra a cualquiera. Ya no te digo si después de recorrer ese largo tramo de arista y llegar hasta la última cima, tienes que descender cuando la nieve ha perdido su consistencia y las raquetas se hunden hasta las trancas.
Normal que el amigo Victor solo me hable con monosílabos y me mire de lado.
De nuevo por los Argüellos Leoneses, remontando el río Torio hasta las inmediaciones de Pontedo para tomar la estrecha y sinuosa carretera que nos acerca hasta Canseco.
La nieve tiene tomado el pueblo y desde un primer momento será necesario las raquetas para remontar el valle de Casequillo que va ganando en amplitud según nos acercamos a su cabecera.
La idea que traemos es recorrer el tramo de circo que va desde la cima de La Fitona hasta las Peñas de Faro y para ello hemos de alzarnos en la arista en la Cochá de la Madera, el collado que rompe línea ente la Loma del Bolero y la Fitona.
Nos ayuda a mantener nuestro rumbo las trazas dejadas por un esquiador que paso un día o dos antes. Aún con esa ayuda (más psicológica que física) el desnivel es preciso salvarlo y con la solana que nos cae encima se hace duro, muy duro.
Pero el esfuerzo queda plenamente compensado cuando nos alzamos en la arista. DIOS PARA ESTO SALGO AL MONTE!!!!!!!
Un recorrido sencillo y disfrutón. Con una visión infinita e interminable de montañas y un cielo azul que las magnifica.
Entre la Fitona y Pico Lastres la nieve ha jugado a crear olas en permanente reposo que se asoman por la vertiente sur y que recomiendan no acercarse mucho.
Miro hacia atrás y veo que Victor no está disfrutando. No ascenderá a la última cima, las Peñas de Faro, el bastión que guarda o da luz a las tierras del puerto de Vegarada.
El descenso por el valle de Murias, evitando las placas del pérfido hielo que se esconde entre campos de nieve, hasta reencontrarnos con el valle de Cansequillo que a esas horas va relajando la luz y los sonidos para prepararse para otra larga noche de invierno.
Las fotos en Google+
Canseco
La pala ha hecho un buen trabajo.
Hacia el valle de Casequillo, remontando la cuenca de un naciente río Torío.
Mirada atrás: la sierra donde se encumbra el Bodón de Cármenes.
El valle ganando amplitud.
Hacia allí arriba es donde queremos ir.
Vista atrás.
A la derecha el valle del arroyo de Murias por donde descenderemos.
Otra imagen del arroyo de Murias.
Pero ahora lo que nos toca el subir y subir.
La cima de la Valerona.
La cima del Huevo.
Alcanzada la arista un mundo de montañas se abre a nuestros ojos.
La cadena del Brañacaballo al Estorbín de Valverde.
Con más detalle.
Peña Redonda, que guapa es esta peña.
Brañacaballo, la Carba y el Alto del Corralón.
El valle de Cansequillo y la barrera montañosa que une los dos Bodones.
Ya tenemos a la vista nuestros objetivos.
Un recorrido de primera: sencillo y espectacular.
Cima de la Fitona. Ni siquiera una foto de cumbre.
La Peña de Faro y su portilla.
Cima del Pico Lastres.
La nieve se acumula en las aristas.
Las raquetas no son para ese tipo de terreno.
Apabullante.
E impresionante.
Puerto de Vegarada.
Cima de Peñas de Faro.
Hacia el Pico Huevo.
Descendiendo.
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