5/04/2018
Nuevamente el birding nos lleva a un nuevo paraje: Los Llanos de Cáceres.
La necesidad de terrenos despejados para la explotación de la ganadería y la agricultura, terminaron con uno de los paisajes más emblemático y que más definen a Extremadura; las dehesas. Al perder su arbolado pasaron a convertirse en hábitats pseudoesteparios, ocupados por cultivos cerealistas y pastizales naturales.
Hoy esas extensiones comprendidas entre las poblaciones de Cáceres y Trujillo forman la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de los Llanos de Cáceres. Una extensión donde avutardas, sisónes y gangas ibéricas han cobrado un gran protagonismo.
Por estas últimas, gangas ibéricas (Pterocles alchata) es por lo que estamos aquí.
Este ave con aspecto de paloma rechoncha y coloración anaranjada en el pecho, ha resultado más esquiva que las avutardas. Los dos grupos con los que nos encontramos, se mostraron recelosas apenas salimos del coche, a pesar de la gran distancia que nos separaba.
Esa distancia, favorable para el telescopio, no lo fue para las fotos. Por ello es por lo que tenemos unas fotografías de ganga ibérica en tamaño de hormiga.
Los Llanos de Cáceres se nos mostraron con una belleza exultante, en un inicio de primavera rabioso. Esa misma floración es la que permitía que las gangas ibéricas desaparecieran de nuestra vista con solo tumbarse.
Aún así, todos hemos disfrutado de la visión de estas aves que para Cruz y para mi representan un nuevo Bimbo.
Y el coche enfilando hacia esa inquietante mole que parecía nos iba a engullir, como haría un enorme dragón a una pequeña y ligera princesita.
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