Librán se aparta a la izquierda, a tres kilómetros y medio de Toreno y en la carretera que va a Parmazana.
Se que el árbol que busco se encuentra en la parte alta del pueblo, y por ello, me adentro con alegría por estrechas y empinadas calles, hasta que estas disminuyen de tal manaera , que no me queda otro remedio que recular por esas estrechas y empinadas calles, para volver a las proximidades de la iglesia.
Buscando a un amable vecino que me indique como puedo localizar el castaño de la Folgueira, recorro todo el pueblo sin encontrar un alma. Es la hora de la siesta y en Librán respetan tan buena costumbre.
Moviéndose dentro de una autocaravana aparcada en la parte alta del pueblo, encuentro a una mujer que me indica como puedo localizar el castaño que busco, y más. Porque me informa de otra zona (a cinco minutos por un camino que sale en la parte norte del pueblo) donde hay otros castaños, sino tan grandes, parecidos.
Castaño de Folgueira.
Es necesario marcar una referencia para darse cuenta del tamaño de este árbol.
Aparentemente el viejo árbol está enfermo. La rama de la izquierda no tiene hojas.
Castaño de Folgueira.Cambio de escenario. Regreso al pueblo y tomo el camino que me ha indicado la mujer de la autocaravana.
El camino discurre por entre un bosque misto, donde los principales protagonistas son los castaños. Con ejemplares inmensos que me hacen pensar que el árbol que me indica la señora es cualquiera de ellos.
Hasta que llego a uno que por su porte me queda claro que estoy ante él.
Un ejemplar grande, no tanto como el de Folgueira, y aparentemente en perfecto estado de salud.
Abandono Libran, dejando a sus vecinos en la placidez de la siesta, camino de Toreno y en busca de un bar para tomar un café, que parece que la dormida es contagiosa.
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