27/07/2017
Tengo tendencia, cuando hablo de románico, de citarlo como el primer arte universal.
Un arte que se extendió por la vieja Europa como un gran velo que recorrió caminos diferentes, siguiendo siempre un patrón, pero a su vez impregnando cada iglesia, ermita o catedral, con una pincelada diferente.
Hoy visitamos Santa Marta de Tera, una iglesia que carga con el adjetivo de ser el románico más antiguo de la provincia de Zamora (fue comenzada a edificar en el año 1077) y de los más arcaicos del románico nacional. Se sabe de la existencia de un monasterio desde el siglo X del que actualmente solo resta la iglesia.
En el valle del Tera, a 22 kilómetros de Benavente en dirección a Puebla de Sanabria y en la localidad del mismo nombre.
Lo que más nos sorprende es encontrarnos con un edificio anexado en la puerta oeste. Un edificio levantado en el siglo XVI que sirvió como residencia obispal (la residencia de verano de los obispos de Astorga) que es preciso atravesar para poder ver la puerta oeste.
Una nueva sorpresa: la cabecera plana.
Decorada con una galería de tres vanos (dos de ellos ciegos) y enmarcado por dos columnas rematadas con capiteles.
El conjunto resulta novedoso, pero resulta difícil su observación al encontrarse rodeado por tumbas que dificultan el movimiento.
Los muros planos reflejan con mayor intensidad que los circulares la luz, dando al conjunto una gran sensación de luminosidad.
Detalle de la puerta del brazo norte del transepto.
Fachada de la puerta oeste (acceso a través del palacio abacial).
Nave de tres tramos con bóvedas de aristas.
La capilla mayor se cubre con bóveda de cañón de piedra.
El crucero se formula por cuatro arcos torales peraltados, de los que tres son ligeramente de herradura.En la capilla destaca el capitel de la ascensión del alma justa. Dos ángeles portan hacia el cielo una figura desnuda.
Este capitel es iluminado cada equinocio de primavera y otoño a primera hora de la mañana, por un rayo que entra por el óculo situado en la pared principal de la capilla.
Algunos maestros constructores supieron combinar el arte constructivo con la astronomía, produciendo efectos visuales como el que aquí es posible ver. Luz equinocial de mañana a diferencia de la iglesia de San Juan de Ortega (Burgos) donde se produce un fenómeno similar, pero al atardecer.
Hoy no podemos ver el fenómeno de la luz equinocial, pero si nos fijamos en la redondez de las caras de los angelotes que portan la figura. Sus mofletes y su expresión infantiloide nos traslada a la escultura de la Puerta del Perdón de San Isidoro de León.
Especial mención requieren las esculturas situadas a los lados de la portada sur.
Junto con la escultura de la portada norte del crucero, podrían haber formado parte de un apostolario del monasterio.
De las tres figuras (bastante deterioradas) hay que resaltar la extraordinaria imagen de Santiago.
Realizada en arenisca nos muestra a un Santiago peregrino en actitud de bendecir. Lleva bordón y concha de peregrino.
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