23/11/2018
Poco resta al puerto de Piedrasluengas cuando entramos en la población de San Salvador de Cantamuda. Nubes enrevesadas desaconsejan seguir hacia el puerto, pero se exige una parada obligatoria para contemplar la colegiata de San Salvador.
El tiempo se alía con nosotros y entre chaparrón y chaparrón, lanza unos rayos de sol que hacen refulgir la iglesia.
Como la hemos visitado por dentro no hace mucho, desistimos de localizar las llaves y nos centramos en el exterior.
La espadaña y los distintos volúmenes de su nave y capillas resaltan al primer golpe de vista, al igual que la torre circular.
Ver las fotos en Google+ en mayor tamaño ayuda a darse cuenta del valor de esta pequeña joya.
Otro día que visitamos San Salvador de Cantamuda
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