Campriondo. El duatlon

Cima del Campriondo.

Santuario de Nuestra Señora de la Velilla.

06/06/2013

Las "Montañas de Ocejo" (como a mi me gusta llamar a ese grupo de montes y montañas que rodean a Ocejo de la Peña) son especiales para mí.

Las descubrí hace años, cuando en una primera aproximación a Peña Verde y Pico Cerrroso desde Remolina, al alzarme en sus cimas descubrí un puñado de montañas nuevas: la Rionda, los Moros, Peña los Castros y el Campriondo.

Visitadas esas nuevas cimas, continué por los valles: el de Nuestra Señora, el de Mental o el de Tejedo…, para seguir con los collados como el de Aviados, Ferreras, las Cruces y más tarde con todos los pueblos de la cuenca del río Tuejar.

Pero lo que más me atrae es volver a el Campriondo, (o la Peña, como le llaman los de Ocejo) esa montaña discreta en altura (tan solo 1673 metros), con una arista interminable (el Espinazo del Diablo), con majestuosas vistas desde su cima y con un nombre algo complejo en su pronunciación.

Nada más tomar el desvío a Sta. Olaja de la Varga, en la carretera de Cistierna a Riaño, dejo el coche y comienzo a pedalear por la carretera que me lleva a Ocejo de la Peña.

Ocejo es final de carretera. Rodeado de montañas, su leyenda habla de la obligación de sus vecinos de engrasar las cadenas puestas sobre las peñas para que no se precipiten sobre el pueblo.

Continuo hacia el norte, por una pista que paralela al río Duerna y entre vegetación de ribera conduce a un estrechamiento (El Pontón), donde muere (o nace) la arista del Campriondo. 

La subida hasta la collada Ferreras es rápida y continua, al tiempo que a nuestra espalda comienzan a abrirse vistas hacia Pico Cerroso y Peña Verde.

Collada Ferreras es la entrada hacia el "Valle del Hambre" y hacia Ferreras del Puerto, pero en esta ocasión continúo remontando por la pista, que corre por la cara este del Campriondo, para meterme de lleno en un bosque de robles. Un pilón solitario, indica el mejor punto para dejar la bici (escondida tras un árbol) y acometer el tramo final hacia la cima del Campriondo.

Salgo del bosque, supero una canaleta que me coloca en la arista que recorro hasta la cumbre.

Los Moros, Peña Rionda y Pico Cerroso enfrente, a tan solo un paso de gigante. Y bajo nuestros pies, empequeñecido y rodeadoo entre montes; Ocejo de la Peña.

Hacia el sureste, el "Valle del Hambre" todo un mar de verde formado por un extenso robledal y hacia el sur, cerrando el cuadro: Peñacorada.

Recuperada la bici, continuo la pista, que por un paraje muy agradable, va recorriendo la ladera este hasta que comienza el descenso, entre un robledal joven, salpicado de grandes ejemplares aislados, hasta llegar a La Mata de Monteagudo, población de montaña, con casas de piedra, que la lluvia se encarga de realzar.

Por carretera al Santuario de la Virgen de la Velilla, que a estas horas de la tarde aparece desierto.

Lo más duro del día, la pista que desde el santuario nos conduce a El Campurrial, el collado que separa el valle de Valdetuejar del valle del Esla.

Llegado a ese punto, con lo avanzado de la tarde, lo lógico sería el descenso. Pero toda la tarde bajo un cielo protector (de nubes), sin lluvia, decido seguir apurando mi suerte y en el alto de El Campurrial, con un cielo donde parece que se abren claros, plantearme el ascenso a Peñacorada.

Sta. Olaja de la Varga, ahogándose entre la vegetación.

Con los Moros a su espalda.

Una carretera sinuosa y sin tráfico.

El Campriondo.

Muchas nubes, konico hoy te mojas.

Poco antes de llegar a Ocejo, me encuentro esta estampa. Muy bucólica, muy pastoril.... pero uno de los mastines que estaba en medio del puente, no estaba por dejarme pasar. Después de cinco minutos de gritos y ladridos..... cruzo por el río.

Ocejo de la Peña.

Rodeado de montañas...

por todas partes.

El Pontón. Punto de inicio de la arista del Campriondo, un estrechamiento por donde atraviesa la pista.

Para meternos en la vertiente noreste.

A mis espaldas el valle, peña Verde y Los Castros.

Una revuelta me permite tener una vista casi completa de la arista del Campriondo.

Pico Cerroso y la pista de ascenso a la collada de Ferreras.

Ahora, la cuerda que forman pico Cerroso, peña Verde y Los Castros.

Los Castros, el duatlón de Mental.

Doblo el colado Ferreras y mis esperanzas de mejoría del tiempo se difuminan.

Por su cara este, esta montaña presenta un ascenso más sencillo.

Mientras asciendo veo como las nubes se apoderan del valle.

Alcanzo la arista. El último tramo es un recorrido muy entretenido.

Peñacorada totalmente cubierta.

No parece un buen día para subir a los Moros o a la Rionda. 

Con Ocejo de la Peña.

La arista norte.

Destacando el collado Argovejo entre la Rionda y pico Cerroso.

El valle de la Duerna que recorrí en bici.

La frondosidad de los valles de Valdetuejar.

Un descenso entre un precioso robledal.

A encontrarnos con la Mata de Monteagudo.

Un entorno realmente montaraz.

Dos tipos bien diferenciados de arquitecturas.

La torre de la antigua iglesia y

la de la nueva.

Por carretera hasta el Santuario de la Virgen de la Velilla.

Desde el Santuario se ve la cima del Campriondo.

Durante el ascenso, se aprecia el lugar tan increíble en que se encuentra.

A los grandes robles les cuesta sacar la hoja.

Son las 8:22 cuando llego a El Campurrial, Peñacorada aparece despejada y muy próxima.

Y si subimos? Qué te parece konico?

Decido intentarlo y me marco una hora, las nueve.

Un sendero favorece un rápido ascenso.

Las montañas de Ocejo.

Las 9:00. La cima está muy cerca, pero hay que darse la vuelta, aún queda el descenso por la pista y el tramo de carretera hasta el coche, que no me gustaría recorrer a oscuras. Es hora de volver.