Al frente (a contraluz) la pirámide del Susarón. Más cercana, la cima del Iyarga a la que nos dirigimos. |
21/01/2012
Un invierno sin nieve y no muy bajas temperaturas.
Nos ayudamos de la bici para acercarnos a un valle desconocido: el Iyarga.
Un valle, un hayedo y un monte con idéntica denominación.
Una cima discreta que nos da pie a bajarnos de la bici y hacer un recorrido hasta su cumbre y disfrutar de sus espléndidas vistas hacia el Susarón y los hayedos próximos a La Cervatina.
Un duatlón de mañana, desde Puebla de Lillo, sin prisas, pero sin pausas. Una salida para gozar del paisaje y de la compañía de mi viejo amigo Javi.
Una cima discreta que nos da pie a bajarnos de la bici y hacer un recorrido hasta su cumbre y disfrutar de sus espléndidas vistas hacia el Susarón y los hayedos próximos a La Cervatina.
Un duatlón de mañana, desde Puebla de Lillo, sin prisas, pero sin pausas. Una salida para gozar del paisaje y de la compañía de mi viejo amigo Javi.
Salimos de Puebla de Lillo. Por caminos embarrados y con la intención de cruzarnos con la pista que se interna hacia la antigua explotación de talco de La Respina.
Frente a nosotros peña Redonda.
Entramos en el valle del Iyarga.
Hacia el Pando de Valporquero, el collado por el que podríamos pasar al valle del Curueño.
Toda la ladera cubierta por un majestuoso hayedo, el hayedo de Iyarga.
Antes de llegar al pando la pista se va descomponiendo y empinándose.
El valle ya queda bajo.
La abandonada mina de La Respina.
Cruce de caminos. La pista retrocede en busca de las laderas del monte que pensamos subir.
Por parajes aún otoñales.
Campomuello, las laderas del Iyarga.
Transito de la bici a la caminata.
El Susarón.
Cima y vistas hacia el Susarón y....
hacia peña Redonda.
De nuevo en la bici.
Un tramo no ciclable.
Por las pistas cercanas a la Cerbatina.
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