29/02/2012
Aún no es primavera, pero a falta de un mes para entrar en la estación de las flores, el monte se encuentra en estado primaveral. Una tarde ideal para coger la bici, los patines, y marcarme una actividad diferente.
Remontaré desde Llamas de Rueda por el valle del arroyo Corcos hasta la población del mismo nombre. Algo lejano para la caminata, con la bicicleta resulta un paseo escaso.
En Corcos tomo rumbo oeste para alcanzar el vértice geodésico de Piedra Blanca.
Continuo por pistas, un descenso tranquilo en busca de los pueblos de la orilla izquierda del Esla.
Antes de alcanzar la carretera, llego a la vía de servicio que acompaña al canal de los Payuelos. Por esta, patinando alcanzaré el punto donde deje el coche.
Demasiada logística de material y de organización se podría pensar. Pero vale la pena. El valle de Corcos siempre encierra algo especial, en este caso las vistas a las montañas palentinas. El patinaje por el canal me sorprendió por la luz de amplias sombras del atardecer aún invernal y el ambiente primaveral, por contra, de esa tarde.
Peña Corada y la vía de servicio por la que regresaré patinando.
Llamas de Rueda, con una situación envidiable en el valle de Corcos.
Un valle con bosque de robles a ambos lados.
Las montañas de Palencia. En este caso el Espigüete.
La referencia más próxima, Peñacorada, la última altura antes de la llanura.
Y Corcos.
Las grandes dehesas de robles que hay por los alrededores de Corcos.
Rumbo hacia el oeste. Sin referencias.
Y entre bosques de repoblación.
Es difícil alcanzar el vértice de Piedra Blanca.
Konico te vas a desgastar..
La segunda parte de este duatlón va sobre ruedas también, pero algo más pequeñas e inestables.
Unos ochos kilómetros relajados, sin prisas, e intentando estirar el momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario