Fragas do Eume (Pontedeume, A Coruña)

 

14/10/2021

Una nueva incursión hacia la costa lucense nos acerca hasta las Fragas do Eume.

Recorrimos sus senderos cuando vivíamos en Galicia, antes de que obtuviera la catalogación de Parque Natural ( 30 de julio de 1997) y antes de que se volviera un espacio tan concurrido.

A escasos diez kilómetros de Pontedeume, la Fraga do Eume, ese bosque mixto de frondosas que engloba robles, abedules, alisos, fresnos, avellanos, laureles, acebos, madroños y tejos, se retuerce como una culebra formando un cañón, donde la vegetación se apodera de sus laderas impidiendo el paso de la luz y creando un ambiente de cuento.

 Desde Pontedeume una carretera nos introduce en el estrecho del Eume. Entre curvas y por una carretera estrecha avanzamos por la margen izquierda del río hasta el centro de interpretación (donde en épocas de gran afluencia de turismo se cierra el paso y entra en servicio un bus hasta el monasterio) que pasamos y continuamos hasta un punto habilitado para aparcar junto a una primera pasarela.

Dejamos el coche, nos preparamos y cruzamos la pasarela para sumergimos en un bosque exuberante y misterioso, donde el ruido del agua esta presente en todo momento.

Las ramas de los árboles se entrelazan y se funden con los arbustos y helechos que cubren el suelo, dejando un pequeño túnel por el que avanzamos. Remontando el río, suavemente, esperando algún ensanchamiento donde el sol pueda meter sus rayos y endulzar la baja temperatura con la que amaneció el día,

El sendero cruza un arroyo (Rego da Mazoca) y se separa del Eume para encumbrar un pequeño monte donde se asienta el Monasterio de Caaveiro.

Como decía mi amigo Jaime: ¡Coñooo, donde fueron a montar estos monjes el chiringuito!

Y es que el monasterio de Caaveiro sorprende por alzarse en un montículo escarpado y todo ello rodeado de un bosque, que si bien hoy es exuberante no podemos hacernos una idea de como sería en el siglo XII cuando se construyó.

Brujuleamos por las dependencias del monasterio y buscamos un rincón soleado donde sentarnos junto a unas lagartijas que también buscan el calor. 

La vuelta tranquila, por la carretera hasta cerrar el círculo.  








Río Eume.










Pasarela sobre el Rego da Mazoca.
Puente sobre el Rego da Mazoca.
Restos de un antiguo molino.
Monasterio de Caaveiro.
Su origen se cree que fue eremítico y no lo dudamos viendo el entorno.

En el tímpano vemos un Agnus Dei demasiado grande para el poco espacio de este.



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