Al Miro Rabón por las brañas de la Seita, Zarameo y Brañadurria y descenso por la Brañina


Desde la cima del Miro Rabón.
La braña de Zarameo en la ladera del Cuerno del Sil.

19/02/2020
El invierno daba señales de rendición, aunque los ocho grados bajo cero hacían necesario que me pusiera toda la ropa que llevaba y aún tuviera frío.

De nuevo en el Alto Sil, con todo un día por delante para caminar. Y con un proyecto de esos en los que la mente extiende cheques que tal vez el cuerpo no pueda pagar.

De Cuevas del Sil a las brañas de Zarameo, ya resulta un terreno conocido. La pista hasta la Seita, la primera braña del día, puede resultar un poco monótona, pero el paisaje me resulta nuevo, diferente, al no tener hoja los árboles y poder ver las laderas entre la arboleda.

De la Seita hasta Zarameo, pasando por el Reventón (la mancha arbórea que se cruza entre esas dos brañas) resulta una explosión vegetal. El brillo de los acebos, las sombras tenebrosas de los tejos, el musgo adherido a los robles, o la luz colándose entre las ramas, hacen que el desnivel que es preciso salvar quede en segundo plano.

La braña de Zarameo mira al valle de la Seita, sin llegar a ver a su braña, ni a Cuevas del Sil, por la estrechez de su valle. Zarameo pertenece a Matalavilla, pero sus vecinos aún no habrán subido en estas fechas, ya que el acceso estará cortado por la nieve aún cubren las laderas norte del Cuerno del Sil.

Salgo de Zarameo y continuo por un camino que me lleva a la Campa de Buxiane, una campera situada en la estribación de la Sierra del Couto, que da vistas hacia los valles donde se asientan las brañas de la Seita y la de Durria.

Cuando llego a Buxiane, el sol se desparrama por la campa y las vistas hacia el Miro de Tejedo resultan impresionantes. Lo propio sería buscar un lugar libre de cagadas de vaca, sacarse las botas y sentarse a comer el bocata. Pero a pesar de que el sendero hacia Brañadurria no está claro, la llamada a conocer un nuevo camino resulta más atrayente, lo que hace que parta de inmediato.

La trazada resulta difícil de encontrar cuando abandonas la campera, más sencilla de seguir por el medio del bosque y nuevamente complicado cuando atravieso unas pequeñas praderías dentro del bosque. Con esas guisas, me aproximo al barranco del arroyo Durria, donde se asienta la braña.

Brañadurria solo tiene una cabana arreglada. Con acceso para todoterrenos desde Rabanal de Abajo por la Escrita y con muy mala salida siguiendo su arroyo hasta Cuevas del Sil (a menos que quieras joderte las espinillas y algo más).

De Brañadurria hasta la cima del Miro Rabón resulta terreno conocido y sé, que la hora y media siguiente de mi existencia será de subida, hacia el collado Trasmundo, para luego alcanzar la arista y seguir ascendiendo a cima.

Según una vieja creencia, en alguna cima, lejos de la desesperación y del dolor, los viejos amigos se encontrarán de nuevo.

Aún no ha llegado ese día, hoy me conformo con mirar desde la cima del Miro el paisaje que se desparrama a mi alrededor. El Alto Sil en su esplendor:  sus valles, sus cimas y algunas de sus típicas brañas a vista de pájaro.

Desando mis pasos hasta el collado Trasmundo y continuo por praderas de altura hasta la Brañina, donde la desolación campa entre las piedras de sus abandonadas cabanas.

El día está avanzado y la luz que baña la braña de forma directa, se introduce por el abedular, por el que desciendo hacia Rabanal, impregnándolo de un tono dorado hasta que alcanzo los viejos molinas, donde el verde del musgo se vuelve a apoderar del entorno.

Poco resta hasta Rabanal de Abajo, donde mi plegabike me espera candada a un poste para permitirme cubrir de una manera más dinámica los cinco kilómetros que me separan de Cuevas.



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Cuevas del Sil.
Ya son varias las veces he aparcado junto a su iglesia para recorrer los caminos del Alto Sil.
Camino por la carretera hacia Mataotero para cruzar el Sil.
Vista atrás.
Hacia la Seita.

De nuevo vista atrás.

Entrando en la braña de la Seita.
Las brañas son lugares especiales. Hoy reconvertidas en segundas viviendas para el fin de semana o estancias más largas.

Con una construcción típica de la zona.



Las "olleras", junto a la fuente, destinadas a conservar la leche fresca, hasta su descenso al pueblo.

Sigo camino, hasta el lugar donde me aparto de este para entrar en el Reventón.

Por el Reventón, una mancha arbórea donde pasamos junto a ejemplares de robles, tejos y abedules de gran porte.



Saliendo a la luz.
Al fondo el Cornón.
A nuestras espaldas, en todo momento, la inmensa mole del Miro (el Miro de Tejedo), en cuya ladera soleada se encuentra la Braña de Arriba.
En las praderas de Zarameo.
Braña de Zarameo.

Olleras de Zarameo.
A pesar de encontrarse en la ladera norte, el sol alcanza pronto la braña.
La cima cubierta por la nieve corresponde al Cuerno del Sil.
La Campa de Buxiane.
Por el bosque, camino de Brañadurria.
Las praderas que encuentro en medio del bosque.
Y que me hacen perder el camino.
Ya en el sendero, por un corro de acebos.
Próximo a Brañadurria. El arroyo y la braña se situan en el medio de estos montes.


Arroyo de Urria.
Brañadurria.
La única cabana que se conserva arreglada.





El camino que une Brañadurria con el collado de la Escrita.
Vista atrás: la cima del Cuerno del Sil se ve con nieve. El collado de Buixiane (por el que acabo de pasar) se distingue perfectamente.
Collado y braña de la Escrita.

Los Brañones.
Al fondo las cimas del Miro (de Valdeprado) y el Cornón del Busmori.
Grupo del Cornón del Sil.
Desde el collado de Trasmundo, hacia Villablino.
Hacia el Nevadín y el Miro Rabón.
Por la arista, a punto de hacer cima.
Hacia el sur, el grupo del Valdeiglesias.
Pequeña laguna en la arista del Miro Rabón.

La arista continua hacia el Nevadín.
Cima del Miro Rabón.
Panorámica desde la cumbre del Miro Rabón.
La Brañina a vista de pájaro.
Algo más al este la braña de Cubacho.
Algunas de las cimas del macizo de las Ubiñas.
Con menos zoom, la braña de Cubacho.
No sabía en ese momento que dos días más tarde pasaría por esa braña.
"por favor, no me pises jamás mis zapatos de gamuza azul"

Descendiendo por la Brañina.

No tener un acceso rodado ha llevado a la Brañina a convertirse en un paraje desolado.


Cuatro veces he descendido de la Brañina hacia Rabanal y en ninguna he conseguido dar con el sendero de bajada desde el inicio.


Por un bosque de abedules.

Hasta los molinos de Rabanal.


Y por fin, ya Rabanal de Abajo.
Rabanal de Abajo en las proximidades del embalse de las Rozas y la mole del Miro (Miro del Tejedo).
Junto a la plegabike que me ayuda a acercarme hasta Cuevas del Sil.


Otros momentos saliendo de Cuevas del Sil o de Rabanal.

Al Miro Rabón por las brañas de la Seita y Zarameo, descendiendo por la Brañina.



Cuerno del Sil (o la Mira) por las brañas de la Seita y Zarameo, descendiendo por la braña de la Degollada.



Pico Gallo desde Cuevas del Sil, pasando por la braña de Campo Cuevas y descenso por el valle de Tejedo.