Iglesia de la Asunción Pisón de Castejón



23/11/2018
Impresionante la iglesia de la Asunción con la Sierra del Brezo recién blanqueada.

Realizada en un románico tardío, la iglesia de Pisón de Castejón se nos muestra altiva y desafiante ante las montañas vecinas.

No perturbaremos la siesta de los vecinos. Para visitar la iglesia no es preciso entrar en el pueblo. Aislada de cualquier construcción la iglesia de la Asunción nos permite hacer un recorrido completo a su alrededor.

A su primigenia nave se le adosaron una capilla y un porche que ayudan a la conservación de la portada del muro sur.

Otro día fotografiamos todos sus rincones, hoy apenas cuatro fotos mientras le damos una vuelta antes de aposentarnos  en los bancos del porche (poco que hace mucha rasca).

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Colegiata de San Salvador de Cantamuda


23/11/2018
Poco resta al puerto de Piedrasluengas cuando entramos en la población de San Salvador de Cantamuda. Nubes enrevesadas desaconsejan seguir hacia el puerto, pero se exige una parada obligatoria para contemplar la colegiata de San Salvador.

El tiempo se alía con nosotros y entre chaparrón y chaparrón, lanza unos rayos de sol que hacen refulgir la iglesia.

Como la hemos visitado por dentro no hace mucho, desistimos de localizar las llaves y nos centramos en el exterior.

La espadaña y los distintos volúmenes de su nave y capillas resaltan al primer golpe de vista, al igual que la torre circular.

Ver las fotos en Google+ en mayor tamaño ayuda a darse cuenta del valor de esta pequeña joya.

Otro día que visitamos San Salvador de Cantamuda












Roblón de Estalaya


23/11/2018
Entramos en Cervera de Pisuerga huyendo de la lluvia. El recorrido por la tejera de Tosande quedará para otra ocasión. Mientras tomamos café, oteamos una serie de claros que se van abriendo hacia el norte y decidimos adentrarnos en la cabecera del río para aprovechar el día con la visita a alguna iglesia y una pequeña caminata hasta el Roblón de Estalaya.

El Pisuerga aparece remansado en el embalse de la Requejada cuando nos acercamos a Vañes. Superamos esta poblacion y nada más cruzar el puente que hay a la salida, tomamos el desvío a la derecha para dirigirnos a la zona de aparcamiento donde arranca la caminata hacia el roblón.

Con los robles otoñados y un cielo lechoso, el valle rezuma tristeza. El camino asciende por el valle en busca del bosque. Un colchón de hojas ocres tapiza el suelo de esta pista que sube con decisión hacia el roblón.

17 metros de altura y 10 metros de perímetros meten a este ejemplar dentro de la categoría de árboles notables.

Más de 500 años asentado en el mismo lugar, sorteando incendios y el hacha de leñadores, qué no habrá visto este árbol.

Hoy sin hojas, su tronco y ramas bien podrían servir como escenario para cualquier película de terror.

 El roblón de Estalaya es inmenso. El ejemplar que destaca en el robledal. Pero sabemos que el mar es inmenso, y que no sería lo mismo sin cada ola que hiciese su trabajo. Por eso volvemos admirando la grandeza de este bosque que tiene en entre sus muchos ejemplares al roblón.


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El día que conocimos el roblón de Estalaya
















Hayedo de Acebedo


18/11/2018
El otoño en el monte es algo antagónico. Por una parte, el bosque explosiona para convertirse en un caleidoscopio donde los colores no cesan de moverse al impulso del viento, mientras que por la otra, la oscuridad y la secuencia de grises se va apoderando de todo hasta llevarlo al mundo del blanco y negro.

La lluvia ha aparecido estos días y parece que desea perpetuarse. Aprovechamos una bonanza para disfrutar los últimos estertores de los caducifolios antes de que cierren por fin de temporada y partimos hacia la montaña de Valdeburón para recorrer un pequeño hayedo  situado en la proximidades de Acebedo.

La mañana aparece fría y una espesa capa de niebla lo cubre todo, dando un tono más dramático.

Los árboles han perdido sus hojas en favor de la alfombra por la que ahora caminamos. La humedad lo invade todo, mientras nuestro camino recorre un pasillo en penumbra por efecto de la niebla y hemos de esperar hasta lo más profundo del bosque para ver el viejo caleidoscopio en funcionamiento con las últimas hojas.

Apuramos los últimos minutos por este bosque, sabiendo que el invierno aparecerá como tren desbocado transformando el paisaje en un mundo bicolor que lanza un grito desgarrador de silencio.

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