2/11/2020
Tela como pasa el tiempo!!!!
Parece que fue ayer cuando nos asábamos al sol y necesitábamos todo el agua del mundo para refrescar nuestros cuerpos, y hoy, sin apenas darnos cuenta y con casi 20 días de semi-confinamiento, nos encontramos haciendo una ruta con charcos por el camino, con las hojas de los árboles en el suelo y con una temperatura tan fresca que nuestros anoraks se vuelven amorosos.
El otoño ya está aquí y sabemos que es preciso aprovechar esta bonanza y disfrutar de los bosques hasta que comiencen las lluvias y las primeras nevadas.
Por eso, preparamos nuestras mochilas y partimos hacia Argovejo, donde aparcamos al final del pueblo, en un recodo de la pista que se interna hacia el valle de la Trapa.
Recorrido conocido que facilita el no estar pendientes de si tomamos el sendero adecuado (bien es verdad que solo hay que seguir el curso del valle) y que dediquemos toda nuestra atención a disfrutar de la magnificencia de este paisaje que aglutina las sabinas, con los árboles de ribera y con los hayedos.
Finalizado el valle de la Trapa, bordeamos las Peñas de los Avellanales -por un bravo hayedo-, camino de una antigua explotación minera.
En ese punto, buscamos el mejor lugar para entrar a la parte superior del hayedo de Argovejo.
Entre piornales que sobrepasan nuestras cabezas, damos con el acceso de entrada a la canal del Queso y del hayedo.
El hayedo es un espacio limpio, donde un sendero que se perfila entre la hojarasca, desciende sin interrupción a traves del bosque.
Lo conocemos y sabemos que al poco de comenzar, a nuestra izquierda, existe un portentoso ejemplar de tejo, que encontramos sin dificultad.
Tiempo de bosque, de disfrutar el descenso, de parar y sentarse a escuchar los sonidos del bosque, mientras las últimas hojas caen sobre esta alfombra multicolor.
Algo más abajo, otros dos tejos que destacan por la oscuridad de sus hojas y que nos acercamos a fotografiar.
La canal pierde inclinación, a la vez que el ruido del agua se potencia, indicando que estamos al final de esta canal y por un estrecha paso rocoso volvemos al valle de la Trapa y de nuevo a Argovejo.
La salida de Argovejo por el camino del valle de la Trapa es una delicia visual estos días.
Valle de la Trapa
La ladera izquierda toda tachonada de sabinas.
Cerrando el valle, por la derecha, el grupo de cimas de Peña Blanca
Que hoy apenas se pueden ver debido a la niebla.
Vista atrás, la ladera y el hayedo del Aguasalio.
Refugio.
Superado el refugio el camino se retuerce a la derecha para bordear las Peñas de los Avellanales.
Peña de los Avellanales.
Cruzando una pequeña mancha de hayedo.
Desde el mirador, con las Peñas de los Avellanales a la izquierda.
Con similar disposición que el sabinar de Crémenes, pero a diferencia de aquel, este no tiene ninguna protección especial.
Otra vista de la Peña de los Avellanales.
Antigua explotación minera desde donde accederemos a la canal del Queso.
Entre la maturranga.
Primer tejo, el de mayor tamaño.
Descendiendo por el hayedo de Argovejo.
Hacia el segundo tejo, el adosado a la roca.
Un tercero, también pegado a la peña.
Una delicia el hayedo de Argovejo.
Salida hacia el valle de la Trapa.
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