Mareando la perdiz: Circular a los valles de Becenes y Muñenes desde Polvoredo

5/11/2020

Las nieblas quedaron cogidas a las aguas del embalse de Riaño y cuando sobrepasamos Burón el cielo, a pesar de estar cubierto por un espeso manto de nubes, ya mostraba corros de un azul intenso.

En Lario el desvío a la derecha nos lleva hacia Polvoredo, donde buscamos un pequeño rincón para nuestro coche.

Dos caminos salen de Polvoredo: por la izquierda el Camino del Arcenorio por los cercanos Campos de María y por los más alejados Puertos de la Fonfría, hasta culminar en la ermita de Arcenorio y por la derecha, que será el que nosotros tomemos, hacia Pío de Sajambre por los Prados de la Espina (nada más abandonar el pueblo) y por el valle de Becenes hasta su cabecera, para luego descender un nuevo valle hasta Pío.

Los Prados de la Espina aparecen de un verde intenso y son cortadas por las aguas del río donde se fusionaron las del Becenes y el Muñenes, camino del Esla.

Al poco, un cruce nos desvía a la derecha, hacia Becenes (a la izquierda hacia Muñenes) un valle protegido de los vientos del este por la Sierra del Pármede y por el oeste por el lomo que recorreremos, desde la cabecera de este valle, por su arista para luego caer hacia el valle de Muñenes.

Los hayedos que rodean Becenes perdieron sus hojas con las últimas ráfagas de viento y ahora muestran un aire melancólico. En su cabecera un pequeño refugio sirve de referencia para tomar el sendero que asciende hacia el Pando de Becenes (el alto que hay entre los dos valles) y que una vez superado, nos mete de lleno en el hayedo que cubre este lomo, donde una casi imperceptible traza nos guía por su dorsal, en cuyo interior se conservan viejos ejemplares de robles de un bosque de otro tiempo que ha ido su poderío ante la irrupción de las hayas, hasta llegar a ser doblegado.

Seguimos caminamos por el bosque hasta que el sendero nos expulsa hacia unas primeras praderas y después al valle de Muñenes.

Similar estructura que Becenes, Muñenes se encuentra rodeado por hayas y con otro refugio en su cabecera.

Descendemos, acompañados por el río que no tardando mucho se funde con su vecino para entrar en los Prados de la Espina, donde nosotros le abandonamos para entrar en Polvoredo.