Cornón de Busmori y Alto del Bigardón por el valle de Busmor y descenso por las brañas de Barrocos

 

Una vista poco habitual del Cornón de Busmori

10/11/2020

Una nueva incursión al grupo de cimas del Miro de Valdeprado. 

Desde las brañas de Susañe, donde reina la sombra, camino hacia la luz por el sedero que asciende hacia las desaparecidas brañas de Busmor (o de Busmori), entre rodales de robles, acebos y abedules y cerca de la pequeña cascada de Aguas Blancas (en la que no entro).

Arriba, en las praderías, el sendero se pierde entre la turbera para volver entre los escobales con rumbo al circo formado por el Miro de Valdeprado (a la izquierda) y el Cornón de Busmori (derecha). Un circo amplio, con espléndidas vistas hacia el valle de Valdeprado y las brañas de Susañe.

Cuando colocas tus pies en el collado, eres sabedor que la parte dura del recorrido quedó atrás. La arista asciende (y por ella el sendero) hacia la cima del Cornón de Busmori, teniendo solo que pelearnos en un pequeño tramo con las escobas antes de alcanzarla.

Buenas vistas hacia el valle por el que subimos y mejores hacia las cumbres de Ancares.

Sigue el sendero hacia el Alto del Bigardón, donde el punto de vista varía, mostrando ahora el valle de Cerredo y abajo, hacia el abesedo, las praderas de la braña de Barrocos.

Una braña desconocida y un nuevo camino por conocer. 

Para ello, desciendo hacia las lagunas de Fasgueo (donde hoy no habrá baño) y superadas estas, en el mini-circo donde ya se vislumbra el valle de Valdeprado, cambio de orientación para seguir una traza que me lleva hacia las brañas de Barrocos.

Con un sendero perfectamente definido al principio, que me incita a seguir, voy descendiendo hasta quedar totalmente enmarañado (típico) cuando es tarde para darse la vuelta y con la esperanza de que desde la braña la cosa cambie.

En la braña de Barrocos reina el silencio que solo es roto por las esquilas de las vacas. Un lugar para parar y disfrutar el tiempo al sol. Pero es necesario seguir, los días son cortos y aún resta camino. Primero por un sendero de cuento de hadas, entre robles de gran tamaño, al encuentro de la pista que sube desde Degaña hasta el collado de San Anton (en la carretera de Valdeprado) y luego un descenso por asfalto hacia las brañas de Susañe donde cerramos círculo y damos por finalizada la ruta. 





Las brañas de Susañe.
La redondez de las viejas montañas como el Bóveda o Cerro de Bustatán

Ya a la altura de las praderías de las brañas de Busmori.
Las brañas de Busmori entre el Miro (izquierda) y el Cornón (derecha)


La Peña Boquín anteponiéndose al Miro.
En el circo, a punto de llegar al collado.
Cornón de Busmori.
Desde el collado, mirando al valle por el que he ascendido.
Las cimas de Ancares.
Cornón de Busmori.

Vista atrás; por la izquierda la Fana de Resilgar, Peña Boquín y el Miro.
 
En la cima.

Lo que resta de camino.
Ubiñas.
Valdeprado.



Ya en el collado, con las lagunas de Fasgueo bajo mis pies.

Cima del Alto del Bigardón.
Lagunas de Fasgueo y Cerredo.
Las brañas de Barrocos.
Vista atrás.

Laguna superior e inferior de Fasgueo.
Hacia Valdeprado (que no sigo).
El sendero de descenso a las brañas de Barrocos.

Entrando en las brañas de Barrocos.


Por el sendero que cruza el bosque en busca de la pista que sube de Degaña al collado de San Antón.


Ya por la pista.


La panorámica de Ancares.



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