Mareando la perdiz: Pasando la tarde por el Feliciano, Amargones y Alto del Bustillo

1/06/2009 (Recuperada del baúl de los recuerdos)
De aquella no teníamos tiempo el fin de semana, lo gastábamos con otros menesteres.

Por eso, ese ansia de salir corriendo del trabajo, calzarnos las botas, coger la mochila y acercarnos hasta las montañas próximas, para hacer lo que llamábamos "una ruta vespertina".

Nos gustaba llegarnos hasta las montañas de Gordón. Ese grupo de valles y cimas, comprendidos entre la carretera de Asturias y la que bordea en embalse del Luna, delimitado al norte por la carretera que une las dos citadas por la collada de Aralla y al sur por la que va desde la Robla a la Magdalena, y que gustábamos llamarlas como "las montañas del luna".

Cada ruta vespertina se volvía más dinámica, aprovechando los llanos o los descensos, para hacerlos al trote (el Yeti acabaría siendo un gran corredor de montaña, participando y haciendo podium en muchas competiciones). Por eso, esa falta de fotos.

Aquella tarde aparcamos el coche en los Barrios de Gordón, desde donde tomamos la pista que se encamina hacia la collada del Fito. No llegamos al alto, antes nos desviamos para ganar la cuerda en el Alto del Bustillo, desde donde seguimos por las alturas hasta el Amargones.

Montañas de cuarcita que dan paso al poljé del Feliciano, ese valle alargado y cerrado por montañas calizas, que recorremos para acceder a la cima.

El Feliciano era el punto central de "las montañas del Luna" y su cima nos servía para plantearnos nuevas salidas, uniendo valles y cimas nuevas, con recorridos ya conocidos.
Aquella tarde volveríamos por nuestros pasos, recorriendo de nuevo el poljé del Feliciano para ganar la collada del Fito y al trote (y caminando) volver hasta los Barrios.