20/05/2010 (Recuperada del baúl de los recuerdos)
Meterle mano al disco duro me permite -de manera virtual- disfrutar de la naturaleza en estos días difíciles y pasar de los paisajes nevados a las playas fluviales con un leve movimiento de ratón.
Esa tarde la gasté recorriendo el embalse de Villameca, combinando el paleo con la ascensión del Cueto San Bartolo.
Si tratamos de buscar algún encanto en el Cueto San Bartolo, es posible que lo podamos hallar en su historia, en las ruinas de un monasterio de Hermanos Hospitalarios que existió en el siglo XII y del que solo restan un túmulo de piedras cerca de la cima.
Aparte de esto, las descomunales pistas forestales, los aerogeneradores, los bosque de repoblación y las antenas de telefonía, hacen que el conjunto no valga un pimiento.
Pero palear por las aguas de Villameca a última hora de la tarde, cuando los rayos de sol caen más horizontales, me trasporta (metiendo imaginación) a los lagos suecos donde remábamos al atardecer mientras los mosquitos se cebaban con nosotros (es que no hay nada perfecto).
Kayakselfie
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