Sabinar de Calatañazor


25/10/2019
Las aguas del mar de Tetis durante el Paleozoico originarían una sedimentación marina donde se fraguaron en el Cretácico las calizas, que el Terciario se encargaría de levantar para dar lugar, con el tiempo (mucho), al espacio donde hoy se sitúa el Sabinar de Calatañazor.

Un terreno áspero y duro a más de mil metros de altura sobre el nivel del mar y con unas condiciones climáticas de extremos: intensos y duraderos fríos invernales seguidos de largos periodos de sequía donde la mayoría de especies vegetales les resulta imposible adaptarse a este medio.

Es en este terreno donde la sabina, ese árbol colonizador del suelo, consigue desarrollarse con sus  hojas aciculares y escamiformes cubiertas por una gruesa cutícula que evita la perdida de agua y cuyas raíces profundizan y se ramifican lo necesario para conseguir alcanzar el agua allá donde esté.

El sabinar se extiende al sur de la Sierra de Cabrejas cubriendo una basta extensión y siendo uno de los mayores bosques de sabinas de Europa. Pero es en la reserva natural de Calatañazor donde las sabinas se caracterizan por lo extraordinario del porte y talla de sus ejemplares. Entre 14 y 15 metros de altura, con ejemplares de hasta 5 metros de diámetro y 2000 años de existencia hacen del Sabinar de Calatañazor un bosque único.

En la carretera que une Calatañazor con Muriel del la Fuente, entre el kilómetro 4 y 5 encontramos un aparcamiento junto a la carretera y una valla con puerta que nos brinda el acceso al sabinar.

Como un ejercito, el sabinar de Calatañazor coloca sus mejores ejemplares en el borde del bosque, como si quisiera proteger el bosque de cualquier peligro.

Entramos en este bosque adehesado donde las sabinas adquieren un porte descomunal. A diferencia de las sabinas solitarias y retorcidas por efecto de los vientos de montaña que estamos acostumbrados a ver, las de Calatañazor buscan la luz en las alturas creando ejemplares notables.

Deambulamos por la dehesa, sin un camino a seguir, guiándonos por el tamaño de los mayores ejemplares y disfrutando del azul intenso de los cielos sorianos, hasta que nos damos cuenta que el tiempo pasa y es preciso apurar para llegar con tiempo a encuentro de nuestros amigos sorianos.




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Calatañazor
Recinto amurallado.
Castillo de Calatañazor.

Una construcción típica medieval: casas de dos plantas, con la inferior realizada en piedra y la superior con entramado vegetal recubierto de adobe.




Detalle de la chimenea cónica.
El Castillo.
Vistas desde el castillo.


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El sabinar de Crémenes  


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