9/12/2020
Cuando aparco en el lugar donde se inicia la ruta hacia el Fontañán desde Olleros veo que las raquetas no serán necesarias. Tampoco las polainas (a mi me gusta más llamarlos gueteres) porque no hay nieve ni para hacerse un sorbete de limón.
Parece que la previsión de abundantes nevadas de la última borrasca ha dejado mucha menos nieve de la esperada. No importa, la ascensión al Fontañán desde Olleros del Alba tiene suficiente entidad por si misma para disfrutar de una buena jornada de monte.
El cruce de los distintos contrafuertes rocosos que el arroyo San Martín ha logrado fracturar con mucho, mucho tiempo (que tiene similitud con los Calderones del Infierno en menor escala), las vistas que nos brinda la arista, una vez alcanzado el collado Yeguas, hacia el valle de Gordón y sus montañas, aparte de las trincheras, casamaras y puestos de tirador de nuestra Guerra Civil que encontramos en su cima, hace que vuelva a esta cima una y otra vez.
Antes de alcanzar el collado Yeguas aparece la nieve de forma continua, pero el paso de otros montañeros ha creado un carril que me evitará muchos esfuerzos.
Como queriendo dar una tregua después de la tormenta, el día se ha mostrado con un cielo límpido, una temperatura muy aceptable, sin apenas viento, que me ha permitido disfrutar de la cima, recorriendo su perímetro de trincheras (cubiertas por la nieve), sus puestos de fusileros para terminar dentro de la casamata.
Desciendo por la ladera sur, en busca del camino que me ayude a cruzar el rodal de robles y alcanzar el collado bajo la Peña el Negro donde encuentro la pista que por otro nuevo robledal desciende sin interrupción hasta la carretera al nivel de Olleros.
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