Nordic Walking: por el monte de Fontecha


16/06/2020
La marcha nórdica sirve como escusa para recorrer la mayor mancha de encinas en el Páramo Leones.

Es en Fontecha donde encontramos este monte, donde la encina fue la protagonista y aunque hoy podemos seguir hablando de encinar, todos los espacios despejados por la tala han sido ocupados en su mayor parte por otro quercus, el quejigo (quercus faginea) que estos días luce una hoja nueva, reluciente y pinchuda, que en ocasiones se confunde con la de los acebos.

Próximos a la laguna Rey, en un cruce de caminos en el km 14 de la CL-622 (León - La Bañeza), comenzamos la caminata impulsados con nuestros bastones.

El camino busca con rapidez el encinar, sorteando grandes ejemplares en cuyo sotobosque florecen las jaras, las madreselvas y el tomillo. Zigzagueando, nuestra ruta avanza hacia campos de labor, donde las avutardas huyen antes de que podamos percatarnos de su presencia.

Un quiebro a la derecha y volvemos al monte, donde la encina comparte espacio con el quejigo, hasta que volvemos a salir del monte y nos topamos con las típicas bodegas. En primer lugar las pertenecientes a los vecinos de Pobladura de Fontecha y con algo más de bastoneo, las de Fontecha, algo más alejadas del pueblo.

El último tramo lo hacemos por medio del monte, y algunos tramos, por un sendero estrecho donde apenas tenemos espacio para manejar nuestros bastones.

El vértice geodésico de los Arrojos (situado sobre una peana de unos 10 metros de altura y a 870 msnm) nos permite la observación del bosque a vista de pájaro. Una visión que desde la primera vez que subí a este canuto me recordó, sin saber por qué, la película de Memorias de África, cuando el prota Denys Finch Hatton, volaba en su avioneta sobre una llanura africana plagada de acacias (supongo). Posiblemente el haber venido siempre a este lugar en verano, cuando la luz es más intensa, sería lo que hiciera que mi cerebro busque en el disco duro analogías y solo las encuentre en dicha película.

Para cerrar el círculo, retrocedemos sobre nuestros pasos algunos metros en busca de una nueva senda que nos lleve al camino principal y de allí al lugar donde hemos dejado nuestro coche. 





























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