De nuevo por Riocamba



6/07/2018
Llevaba tiempo queriendo hacer un nuevo recorrido por los montes de Riocamba. Así que cogí la bici, la cámara de fotos, y me planté en Almanza para comenzar la ruta.

A rasgos generales, Riocamba es un pinar que se extiende entre las poblaciones de Almanza y Guardo. Si afinamos, Riocamba es una extensa mancha de pinar, fruto de la política de repoblaciones del régimen franquista, que trataba de evitar la dependencia con otros estados en cuanto a obtención de materias primas.

Esos cultivos, hoy son bosques con más de sesenta años de antigüedad, que si bien, no presentan ejemplares de gran tamaño -posiblemente por la cercanía con la que se plantaron- tienen la ventaja de apenas tener vegetación en su base, lo que evita en gran medida el riesgo de incendios.

Pero ese inmenso pinar, contiene en su interior, como pequeñas islas en un océano, algunos rodales de robles que han perdurado. Al igual que los robles de La Cota, los rodales de Riocamba presentan ejemplares de gran tamaño. Son pues, esas dehesas de robles las que hoy pretendo conocer.

Por ello, a primera hora de la mañana, aparco mi coche en Almanza y desembarco la bici para salir del pueblo con dirección a Puente Almuhey y tomar el primer camino que sale a la derecha. Primeros metros junto a campos de sembrados, para dar paso de inmediato al bosque, del que no saldré hasta que alcance las proximidades de Villaverde de Arcayos.

Sin apenas desnivel, los caminos de Riocamba me permiten disfrutar de la bici, de recorrer de manera dinámica el interior de ese bosque. Algún corro de robles -ya de proporciones considerables- antes de entrar en la gran mancha, donde la luz solo se cuela a través de los cortafuegos. Kilómetros y kilómetros hasta que alcanzo el Centro Forestal del Monte de Riocamba, donde tengo la oportunidad de hablar con uno de sus habitantes y disfrutar con algunas de sus aventuras por esos montes.

La vuelta, por el amplio cortafuegos que parte junto a la alta torre de vigilancia que se levanta a 25 metros y que a la hora en la que paso, permanece cerrada a la espera de su vigilante.

La pedalada se vuelve más sencilla, voy descendiendo de manera gradual, hacia el vértice geodésico de Ojascal. Se que pronto alcanzaré la majada del pico de Valdavia y con ella el lugar donde se encuentran los robles centenarios que he venido a conocer.

Las continuas lluvias de este extraño verano, han mantenido las praderías del pico Valdavida verdes y frescas. Un lugar apropiado para descansar ante esos colosos que se levantan al este y al oeste de la pequeña cumbre.

Continuo descenso hasta las proximidades de Villaverde de Arcayos, donde me encuentro con la carretera que me lleva hasta Almaza y me permite cerrar el círculo. 

















Centro Forestal del Monte de Riocamba
Fachada  con escudos procedente de una casona hidalga de Vegamián, que fue mandada desmontar, trasportar hasta Riocamba y vuelta a montar por orden de un ingeniero de montes que había trabajado en el pantano de  Vegamian




La gran cantidad de árboles plantados por hectárea, ha propiciado el escaso crecimiento, pero la ventaja de la escasa proliferación de matorral en su base, disminuyendo el riesgo de incendios.




Vértice geodésico de Ojascal (1.086 metros)




Majada del pico de Valdavida.












Villaverde de los Arcayos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario