En la cima del Monte Pindo |
30/09/2020
Con dos reportajes publicados en el blog sobre el Monte Pindo, poco más puedo añadir.
Decía Ruiz Zafón que "la única manera de escribir algo bueno es intentar que le guste a uno mismo".
Lejos de pensar que uno puede escribir algo bueno, me decanto por intentar evocar las sensaciones vividas, mientras la luz de la amanecida se cuela en nuestra habitación dando vida a un mundo que ha permanecido dormido durante la noche y a un mar que como un amplio espejo, refleja sobre sus aguas plúmbeas las líneas del Monte Pindo, la mole granítica que se levanta portentosa a orillas del mar y que ese día deseábamos ascender.
Desde la iglesia de O Pindo, con un sendero conocido que nos sorprende con nuevos detalles en cada rincón y en cuanto tomamos altura, con paisajes de cuentos celtas que se asoman hacia la ensenada de Ézaro y la ría de Corcubión.
Entre grandes bloques de granito rosa, sorteando las aliagas, alcanzamos las pequeñas praderas de altura antes de izarnos en el domo donde se encuentra el vértice geodésico y punto culmen de esta ascensión.Marmitas de gigante plagadas de viejas leyendas que no son precisas para darte cuenta de la maravilla y grandiosidad de este balcón.
MAR, ROCA, CIELO y FUEGO INTERIOR, los cuatro elementos de la naturaleza.
El camino plagado de telarañas, muchas de ellas con sus dueñas.
Foto desde la cima
Otros días por el Pindo
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