La cima doble del Fontañán
Casamata de la cima del Fontañán
Callejón de Castrillos
5/12/2017
Cuando repites un recorrido o una ascensión, en todo momento tienes presente los viejos momentos vividos con anterioridad en ese lugar.
Al Fontañán he podido ascender en bastantes ocasiones y por varias rutas, pero es una, la primera que me viene a la mente cuando escucho la palabra Fontñán: La nocturna al Fontañán.
Aquella fue una salida especial, donde todas las circunstancia se aliaron con nosotros: haber caído una copiosa nevada los días anteriores, coincidir luna llena el fin de semana y que esta surgiera al tiempo que se ponía el sol y disfrutar de la compañía de José Luis, Kato y Carlos.
Aun así, teniendo el recorrido sublime en mis recuerdos, la ilusión de una nueva salida sigue siendo la misma y la intensidad mayor, buscando en cada ruta el paisaje que sería imperdonable no ver.
A veces, quisiera llegar a un lugar del que no quiera regresar. Un lugar en el que su embrujo mágico penetre en mi interior, en mi corazón y no pueda darle la espalda. Y si no lo haces, es que aún no ha llegado tu tiempo o ya ha pasado y entonces........ date por jodido!!!!!
Hoy me planteo una ruta corta para ver como evoluciona la costilla fisurada en la anterior salida.
En La Robla tomo el desvío a la izquierda hacia la Magdalena, y a los pocos kilómetros abandono la carretera principal con rumbo a Olleros de Alba, para parar el coche en el vértice de una pronunciada curva, donde se sitúa el cartel indicador de la ruta al Fontañán.
La repetición trae lo conocido, y lo conocido conlleva sus ventajas. Como la de conocer el camino y todo lo que te vas a encontrar. Y de esta forma poder disfrutar en todo momento de los lugares conocidos; escuchar el bramido del arroyo de San Martín en la pequeña cascada junto al área recreativa, sorprenderme ante las puertas ciclópeas del Callejón de Castrillos, buscar con la mirada las cimas del Pico de Santiago y de los Amargones desde el collado Yeguas y deambular por los retos de trincheras, puestos de tiradores y casamatas de las cimas del Fontañán.
La nieve, escasa aún, sirve para resaltar el paisaje a primeras horas de la mañana, cuando los ocho grados bajo cero me dejan la punta de los dedos helados cada vez que saco la cámara de fotos.
10:30 en cima. Poco más de dos horas de caminata tranquila y una hora apropiada para tomarse un tentempié, mientras contemplo como León permanece sumergido en la niebla y como la central termina de La Robla nos lanza un sutil cordón amarillo de contaminación.
Descenso por la vía directa, por un pequeño sendero que me devuelve al camino próximo a la entrada del Callejón de Castrillos.
No será lo mismo en verano.
Castrejón de Castillos, Estrecho desfiladero de apenas unos metros en algunos puntos, correspondiente al Sinclinal de Alba, la gran estructura geológica que se extiende desde los Barrios de Luna hasta cerca de Cistierna.
A este sinclinal corresponde la formación de los Calderones de Piedrasecha que encontramos algo más al oeste de este punto, o más cercano aún, las hoces de Santiago de las Villas.
La última puerta y salimos a un terreno abierto.
Una mirada atrás.
A punto de alcanzar el collado Yeguas ya podemos vislumbrar las cimas del Fontañán.
Desde el collado, la pirámide cimera del pico de Santiago y la cima de los Amargones.
El valle de Gordón
Las Tres Marías en el valle de Casares.
Hacia la llanura.
Las dos cimas del Fontañán.
Cima norte, una galería cruza la cima.
Una cruz como homenaje a una montañera muerta mientras ascendía a la cima del Fontañan.
Me gusta encontrarme cruces o algún objeto en las cimas. Por una parte identifica que has llegado a cima y aunque pueda sonar a perogullada, cuando hay niebla cerrada no es ninguna perogullada encontrar el vértice geodésico o algún elemento que identifique la cima.
Hay verdadera joyas en forma de buzones y si me gusta identificar las cimas por sus buzones.
Pero tengo que decir que me parece macabro ir poniendo cruces, lápidas o pequeñas esculturas, en las cimas.
Cima sur.
Puestos de tirador en la cima del Fontañán.
Recuerdos de la guerra civil.
Trincheras y túneles excavados en la roca, puestos de tiradores y una casamata realizados por manos expertas que han sobrevivido al paso del tiempo en unas condiciones meteorológicas extremas, nos ayudan a entender la fuerza con la que ciertas gentes defendieron sus ideas para conseguir una vida mejor para ellos y sus vecinos.
Casamata.
La casamata de la cima sur y a la derecha la cima norte.
A pleno rendimiento.
Interior de la casamata
Puestos de fusileros.
Afortunadamente solo son ocupados por la nieve.
Ya en el descenso.
De nuevo por el Callejón de Castrillos, con muchas ganas de hacer fotos.
Hola amigo Pepe
ResponderEliminarEspero que la costilla, no te este dando la lata, o sea que hayas superado la prueba.
La ruta muy guapa y las explicaciones de ella fenomenales. Me viene muy bien pues la tengo en la recamara. Saludos y cuidate
Hola Sebas.
EliminarLo de la costilla es cuestión de tiempo, pero lo llevo bien.
Si tienes pensado acercarte al fontañán no dudes en darme un toque y me acerco con vosotros.
Saludos.