Castillo de Cea



21/07/2017
Me encuentro ante los restos del Castillo de Cea y me hago la misma pregunta que cuando contemplaba las ruinas del monasterio de Moreruela: dónde está el material que en mejores tiempos conformaron los muros de esta fortificación.

Y es que el Castillo de Cea a principio del siglo XX fue utilizado como cantera para levantar la nueva iglesia del pueblo.

"No hay mejor cantera que la iglesia antigua". Y en este caso se aprovecharon de los restos de lo que en su día fue un recinto amurallado instalado en el montículo que domina la población de Cea.

Salgo de tarde, con intención de rutear y conocer los valles que comunican Valdepolo con Villamartín de Don Sancho. Nombres rimbombantes que presagian señores y castillos feudales. Carreteras poco transitadas entre cultivos de cereal, que me llevan hasta Cea y me muestran una perspectiva desconocida de su castillo.

Levantado sobre los restos de otro castillo y sobre los más antiguos de un castro, hoy evita su demolición gracias a las obras de consolidación que se han realizado en los últimos años.

La hora de la siesta se prolonga hasta bien entrada la tarde y cuando atravieso el pueblo desierto, me doy cuenta que bien podría encontrarme en una película de esas de zombis que tan a menudo ponen por la tele.

Avanzo hacia el castillo, hacia la torre del homenaje, el único punto que permanece en pie. Atravieso un arco que me obliga a agacharme y pienso más en un proceso de colmatación que los propietarios fueran bajitos. El interior esta diáfano y un montón de vigas y tensores protegen que sus muros se abran.

En una esquina una abertura permite salir al exterior.

Desde ese punto la pequeña elevación, donde se asentaba el castillo, cae a plomo. Un lugar fácil para defender y hoy un buen lugar para ver una estupenda puesta de sol.
















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