22/03/2016
La visita de un complejo lagunar nos lleva hasta Bayona. Una pequeña ciudad en la región de Gascuña que por su tranquilidad más bien asemeja un pueblo grande.
Como sabemos que a partir de media tarde las calles comienzan a despoblarse, y el segundo día estaremos pajareando hasta la puesta de sol, nos plantamos a medio día para poder callejear por sus barrios y ver que ambiente se respira.
Tranquilidad será la tónica de toda la tarde. Calles estrechas, edificios con coloridas vigas y contraventanas de madera. Una arquitectura muy particular, que le confiere un aire de descuido y abandono.
Cruzada por dos ríos: el Adur, el más grande que conecta a la ciudad con el golfo de Vizcaya, y el Nive que parte la ciudad en los dos barrios principales: La Petite Bayone y La Grand Bayone.
Cruzamos puentes, caminamos junto a sus ríos, visitamos iglesias y su catedral, pero lo que más nos llama pasear por sus estrechas calles, esperando en que en cualquier momento puedan surgir de alguno de sus portales Tres Mosqueteros seguidos del Gascón y perseguidos por los guardias de Richelieu.
Golosones.
La catedral.
Piedra policromada.
Lugar donde se celebra el mercado.
Río Nive.
Barrio de La Petite Bayonne
Iglesia de St. André (neogótico).
El río Adour y el puente del Espíritu Santo.
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