Clennon Hill




Salir de casa y no tener que coger el coche para ir a pajarear o realizar una excursión, no tiene precio.

En los últimos días comienzo a echar en falta las salidas por la montaña. Miro algunos reportajes de montaña y siento un gusanillo entre las tripas.

No es por el verdor. Los campos y campiñas de Devon están en continua primavera.

No es por la luz. Esta se cuela cada mañana por nuestras ventanas a eso de las cinco de la mañana, y un sol radiante ha sido la tónica de las últimas semanas.

No es por los grandes espacios. El sendero costero nos abre inmensos espacios de tierra y mar, donde la vista no encuentra límite.

Pero me apetece volver a recorrer valles, camino de alguna cima. Embutirme en mis pensamientos, mientras mis piernas se vuelven autónomas ante una ladera. Sentir el soplo de aire que refrigera mi espalda cuando alcanzo la cumbre. Y poder disfrutar las últimas luces del atardecer en el descenso.

Por la tarde llegamos hasta las playas de Goodrington. La tarde amenaza lluvia, pero decidimos acercamos hasta Clennon Hill.

La laguna esta esplendia, multitud de aves se afanan en busca de alimentos. 

La lluvia no nos da mucho margen. No importa, volveremos mañana.


Clennon Hill.




Hembra de porrón moñudo.


Cisnes.


Porrón moñudo.




Focha común.


Garza real.

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