10/10/2018
A la postre sabremos que aún disfrutaríamos de días soleados y buena temperatura, pero esos días, con la llegada de las primeras lluvias, temimos que este verano tardío había llegado a su fin.
Llamo al Javier para ver si se anima a una salida vespertina por la ferrata de Flores y Lagunas. No lo duda, tal vez en recuerdo de aquellas tardes pasadas por el valle de Arbas ascendiendo a la Meloita y Peñas de Prado o a Las tres Marías.
Aparcamos en Cubillas de Arbas, en la parte alta del pueblo y junto al albergue, desde donde un sendero señalizado y balizado nos acerca hasta la base de la Peña el Castillo (o Peña Tortuga).
Mi primera vía ferrata!!!!! Guardando las precauciones básicas, de chapar un anclaje y luego el otro en los fraccionamientos, no colocarse en la misma línea de vida del compañero y dosificar esfuerzos, una vía ferrata resulta una actividad entretenida y segura.
Sin prisa, pero sin pausa, con suficientes paradas para hacer fotos y para ir admirando el paisaje que nos brinda el valle con el embalse al cincuenta por ciento de su capacidad o los soberbios paredones de la Barragana, vamos dejando abajo el punto donde comenzamos.
Cuando estamos a punto de alcanzar la cumbre, los artífices de esta ferrata nos tienen guarda una sorpresa; una panza (extraplono) que nos obliga a concentrarnos para sobrepasarla.
Y en el descenso, para amenizar, un "puente de monos". Un pase por un cable que tal vez necesitaría tres o cuatro vueltas más de tensión.
El descenso tranquilo, en amena charla con Javier y perdiendo en algunos momentos el sendero.
-Habrá que tomar una caña???
-En el Ezequiel.
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