28/02/2021
Babia se despierta con un día radiante cuando aparcamos en Torre de Babia.
Final de carretera e inicio de una de las principales entradas hacia el mundo de los valles y de las montañas de esta tierra que embobó a reyes con su belleza.
Por Torre de Babia corren las aguas del arroyo de Torre, un río que hoy corre con fuerza ayudado por el deshielo que la lluvia y el sol de estos últimos días ha acelerado su proceso y que se será nuestro compañero (lejano) en la ruta hacia la laguna de Las Verdes.
La nieve se retira con rapidez, pero aún hay suficiente en altura para potenciar la belleza de estas las altivas cimas que se recortan contra un cielo tan azul.
Es tiempo de pandemia, de separación, por lo que optamos por continuar unos pocos metros más y alcanzar el nivel superior de este inmenso circo, donde se esconde una explanada (sin laguna) rodeada por altivas cimas, que nos sirve de escenario mientras damos cuenta de nuestro bocata.
A la vuelta, encontramos la laguna de Las Verdes con la quietud típica de cualquier noche de invierno y disfrutamos de este entorno antes de proseguir el descenso hacia Torre.
Preparativos a las afueras de Torre de Babia.
Caminando junto al arroyo de Torre.
Arroyo de Torre.
Vista atrás.
La Cervata, un dosmil a cuya espalda se encuentra el valle de Cebolledo y las cimas de Peña y Torre Orníz.
Por nuestra izquierda corren las estribaciones del Montihuero.
Peña Chana (izquierda) y el Chabuezo.
La mole del Montihuero protegiendo la laguna de Las Verdes.
Refugio en Las Verdes.
Montihuero.
Chabuezo.
Peña Chana.
La aguja y la cima de Las Coloradas.
Entrando al circo.
Aguja de Las Coloradas.
Peña Chana.
Con la Peña de Los Años al fondo.
Laguna de Las Verde.
Cruz junto a Otto.
El altiplano superior.
Una cuenca glaciar sin laguna.
La vuelta.
Laguna de Las Verdes.
Las Verdes.
Posando.
Laguna de Las Verdes.
Satisfacción.